17 julio 2013

Sólo mandos militares de la OTAN tenían el poder de bloquear avión boliviano en Europa

as contradicciones y mediocres explicaciones en que incurren voceros de los cuatro países europeos que interfirieron ilegalmente el vuelo oficial del presidente Morales, surgen de un vacío inmenso en la información sobre las reales causas del incidente: No fue una decisión tomada en la esfera civil de los gobiernos agresores, fue una acción estrictamente militar como parte de los ensayos que viene efectuando la OTAN en la aplicación de su Sistema de Alerta Temprana y Control Aerotransportado, conocido con las siglas AEW&C, el cual es activado por los comandos conjuntos militares de la Alianza del Atlántico Norte a los que están subordinadas las administraciones civiles de los países miembros…

© Wilson García Mérida

La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), que en inglés se conoce como North Atlantic Treaty Organization (NATO), es la plataforma militar de una antigua alianza entre los principales países de Europa, Canadá y Estados Unidos de Norteamérica que surgió durante la Guerra Fría para frenar la expansión del comunismo soviético en el corazón de Occidente.

Después de los ataques del 11 de septiembre del 2001, Europa y Estados Unidos renovaron su alianza en la OTAN para combatir a un nuevo “enemigo” surgido tras la caída del muro de Berlín: las expresiones del terrorismo islamista que hoy —junto con el narcotráfico, las migraciones masivas intercontinentales y el surgimiento de regímenes neo-populistas en Latinoamérica inspirados por la benemérita revolución socialista de Cuba— constituyen una “amenaza global” para la cultura capitalista del siglo XXI.

Estados Unidos mantiene una hegemonía política y militar en la estructura de mando de la OTAN no solo a partir de su aporte financiero para la organización, que es mayor al 25% del total aportado por 19 de los 25 aliados europeos (ver datos en PDF), sino porque los mecanismos establecidos desde 1949 cuando se firmó el Pacto de Washington que dio origen a esta alianza, le permiten al Ejército norteamericano establecer líneas de acción militar a las que se subordinan los firmantes europeos del Tratado.

El artículo 5 del Pacto de Washington estipula que “un ataque contra algún país de Europa o Norteamérica será considerado un ataque contra todos ellos y en consecuencia, si se produce tal ataque, cada uno de ellos en el ejercicio del derecho a legítima defensa colectiva reconocido por el artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas, ayudará a la Parte o Partes atacadas, adoptando sin dilación de forma individual y en conjunto con las otras Partes las medidas que considere necesarias, incluido el uso de fuerza armada, para restablecer y mantener la seguridad de la región del Atlántico”.

Invocando ese artículo 5 de la carta constitutiva de la OTAN, Estados Unidos arrastró a los ejércitos de Europa a invadir Irak para derrocar a Sadam Hussein y Afganistán en la guerra contra los talibanes, así como a la guerra de los Balcanes para liquidar el Estado yugoslavo. Actualmente estos aliados intervienen activamente en los conflictos de Siria, Libia y Egipto. El pasado 7 de abril un bombardeo de la OTAN mató a diez niños y sus madres en Afganistán, donde Estados Unidos mantiene una fuerza de ocupación junto con sus aliados de Europa, especialmente Francia, España e Inglaterra. La forma abusiva con que Estados Unidos invoca el artículo 5 del pacto de la OTAN ha motivado quejas de los propios europeos ante el Consejo de Seguridad de la ONU.

El ex agente de la CIA Edward Snowden, quien reveló secretos militares referidos a la intercepción de mensajes y comunicaciones satelitales en países de Latinoamérica y de la propia Europa (integrante de la OTAN) por parte de la inteligencia norteamericana, es considerado un “enemigo” de Estados Unidos, y por tanto de la OTAN en su conjunto, en aplicación del artículo 5 del Pacto de Washington.

Ante la eventualidad, tomada como un hecho por Estados Unidos, de que Snowden hubiera estado huyendo de su refugio en Rusia hacia Latinoamérica como polizonte a bordo del avión del presidente boliviano Evo Morales, la OTAN activó sus mecanismos de “Alerta Temprana” para interferir el “vuelo hostil” de aquel avión presidencial, vulnerando la inmunidad del gobernante latinoamericano al prohibirle su libre tránsito aéreo como en tiempos de guerra.

El gobierno de Bolivia y los países latinoamericanos que respaldan su reclamo por el incidente del 2 de julio desde plataformas como la OEA, Unasur y Mercosur, se equivocan de cabo a rabo al responsabilizar del hecho exclusivamente a los cuatro gobiernos de Europa que prohibieron el sobrevuelo de la nave boliviana.

No fueron precisamente esos gobiernos, ni mucho menos la Comunidad Europea, quienes infringieron la agresión a Morales.

Fue la OTAN, con sus mecanismos autónomos de espionaje aéreo y de ataque militar en Europa establecidos hace casi 70 años mediante el Pacto de Washington, hoy más vigente que nunca.

Lo sucedido con el avión oficial de Evo Morales fue una agresión militar contra una nave presidencial protegida por las inmunidades diplomáticas de la Convención de Viena.

Y toda agresión militar en tiempos de paz, contra un mandatario que viajaba representando a un Estado que no mantiene guerra armada con nadie, más aún si esa agresión multilateral —surgida de una calumnia de mala fe— puso en alto riesgo la seguridad de los viajantes, debe ser investigada, procesada y sancionada por el Tribunal Penal Internacional de La Haya para sentar un justo precedente en aras de la paz mundial.
Mandos de la OTAN que atacaron al avión presidencial

No cabe duda que el danés Anders Fogh Rasmussen, actual secretario general de la OTAN con sede en Bruselas, Bélgica, tomó conocimiento —mucho antes que los presidentes de Portugal, Francia, España e Italia— que el avión de Evo Morales “con probabilidad” llevaba a bordo al disidente de la CIA Edward Snowden, quien se encontraba en un aeropuerto de Moscú buscando asilo, precisamente cuando Morales había llegado a Rusa para intervenir en un foro económico. El Presidente boliviano se convirtió en un “sospechoso factible” tras comentar en una entrevista con la televisión rusa, un día antes, que su gobierno “analizaría” la posibilidad de otorgarle asilo a Snowden.

Rasmussen fue Primer Ministro de Dinamarca por el Partido Conservador. Desde agosto del 2009 ejerce el mando político de la OTAN como Presidente del Consejo Atlántico Norte, del cual forma parte el Comité Militar integrado por los jefes de Estado Mayor de los 25 países europeos miembros, más Estados Unidos.

Sol de Pando estableció que los jefes de Estado Mayor de los países involucrados en la agresión a Evo Morales del pasado 2 de julio son los generales Luis Valença Pinto de Portugal, Fernando García Sánchez de España, Jean-Louis Georgelin de Francia y Giampaolo di Paola de Italia. Todos ellos, más un general norteamericano que ejerce el mando supremo militar de la OTAN, saben cómo surgió la orden de interceptar el avión presidencial boliviano.

El Comité Militar bajo la presidencia política de Rasmussen es el nivel donde se toman decisiones que serán ejecutadas por los tres Comandos Supremos Territoriales de la OTAN conocidos por las siglas en inglés SACT, SACEUR Y SACLANT.

El Comando Supremo Aliado en Europa (SACEUR) es el que generó la crisis con Evo Morales. Esta instancia eminentemente militar tiene las siguientes funciones:
Preservar la seguridad e integridad territorial de todos los países que conforman la OTAN.
Repeler, “mediante oportunas medidas militares”, cualquier ataque que suceda o con riesgo de que suceda.
Planificar las campañas militares, incluyendo el reclutamiento de las fuerzas militares necesarias para llevar a cabo las misiones de la OTAN.
Hacer las “pertinentes recomendaciones” a las autoridades políticas y militares respecto a cualquier asunto militar que se encuentre dentro de su responsabilidad.

El jefe del SACEUR, es decir el Comandante Supremo Aliado de la OTAN —con mayor poder efectivo que el Secretario General (Rasmussen)— es el general del Ejército de Estados Unidos Bantz John Craddock, quien asesoró al tristemente célebre secretario de Defensa Donald Rumsfeld durante la crisis de los Balcanes y la guerra del Golfo Pérsico.

Según los archivos del Servicio Informativo Datos & Análisis, antes de asumir el Comando Supremo de la OTAN en el 2006, el general Craddock dirigía el Comando Sur del Pentágono, y desde ese cargo encubrió las atrocidades cometidas en la cárcel de Guantánamo contra prisioneros musulmanes.

Craddock es un militar conocido también por apoyar corrientes fascistas en el seno de las fuerzas armadas latinoamericanas. Contribuyó en la creación de centros castrenses de Operaciones Sicológicas (inteligencia, sabotaje e infiltración) en Paraguay, y apoyó desde el Comando Sur el fortalecimiento de la Escuela de Satinadores creada en Bolivia durante la narco-dictadura de García Meza, mediante becas para instructores de ese centro represivo y “contra-insurgente”. Bantz John Craddock promueve asimismo organizaciones militaristas “anti-terroristas” en Latinoamérica, financiadas por la CIA, como la Red de Defensa y Seguridad de América Latina (Redsal) de la cual es directivo el ex mayor de Ejército y actual Ministro de la Presidencia de Bolivia Juan Ramón Quintana, curiosamente el hombre con mayor influencia en el entorno de Evo Morales.

Desde el mando militar supremo de la OTAN, Craddock fue uno de los principales y más entusiastas impulsores del “acuerdo de intercambio y cooperación” con Colombia, el primer país sudamericano que se alía a la OTAN. El general norteamericano viene realizando intensos lobbies para que también Brasil, Chile y Panamá se sumen a la iniciativa colombiana de hacer una “alianza” con la OTAN. De hecho, Chile ya se integró a la flota de aviones espías diseñados por ingenieros aeronáuticos europeos, norteamericanos e israelíes también vinculados a la OTAN.

Bajo el mando supremo del general Craddock se encuentra el fabuloso aparato de espionaje aéreo incorporado a la estructura castrense de la alianza europeo-norteamericana: La Fuerza Aerotransportada de Alerta Temprana y Control de la OTAN, conocida por sus siglas en inglés NAEW&C (Nato Airborne Early Warning and Control Force), cuya función es realizar vigilancia aérea y espionaje satelital sobre bases terrestres y marítimas estáticas o en movimiento.

Uno de los dos componentes de esta Fuerza de Alerta Temprana de la OTAN, el Comando E-3A, tiene su base en Geilenkirchen, Alemania, y está formado por una flota de 17 aviones espías, equipados con radares satelitales, cámaras de TV y sistemas de intercepción de comunicaciones.

Hasta el pasado 12 de junio de este año 2013, el Comando E-3A de la Fuerza Aerotransportada de Alerta Temprana de la OTAN estuvo dirigido, durante más de tres décadas, por el coronel canadiense John Bakcstrom. Lo sustituye en el puesto el general Andrew M. Mueller, otro militar norteamericano, abiertamente apadrinado por Craddock. Antes de incorporarse a la OTAN, Mueller fue Director Adjunto para la Transformación del Ciberespacio y Estrategias de la Secretaría de Guerra Aérea del Pentágono.

El general Mueller designó entre sus principales colaboradores al coronel italiano Marco D’asta, en reemplazo del danés Knud Holmsgaard, como encargado del Ala de Operaciones del Comando E-3A que consta de un Puesto de Mando, una Oficina de Operaciones Aéreas, una Sección de Inteligencia y tres escuadrones con un total de 17 aviones. Es aquí donde se planificó y procedió con el seguimiento y control al avión de Evo Morales desde el aeropuerto de Moscú. Mueller y D’asta debutaron provocando el bloqueo al avión presidencial boliviano.

Ninguno de los países miembros de la OTAN, mucho menos en Europa, puede bloquear alegremente su espacio aéreo sin un informe previo de la inteligencia aeronáutica operada por los comandos de la Fuerza NAEW&C, con los procedimientos de rigor. Se supone que uno de los aviones espías de esta Fuerza —a cargo de Craddock, Mueller y D’asta— estableció la “alerta temprana” comunicando por los conductos regulares de la OTAN, al mando supremo militar, que el enemigo Evo Morales se llevaba en su avión al enemigo Snowden. Al menos la ocasión fue propicia para intimidar al cocalero, hace mucho tiempo ya en la mira de estos avezados inventores de enemigos.
Detalles ya conocidos del incidente

La noche del martes 2 de julio, poco antes de partir del aeropuerto de Moscú para retornar a Bolivia volando sobre la ruta directa que atraviesa los cielos de Rusia, Portugal y Guyana, la tripulación del avión FAB 01 en el cual viajaban Evo Morales y su comitiva que asistió a una reunión económica organizada por el gobierno de Vladimir Putin, recibió una notificación radial según la cual Portugal le negaba al presidente boliviano usar espacio aéreo de ese país “por razones técnicas”. La escala en Portugal era para reabastecer combustible.

El bloqueo portugués —que fue respetado por los bolivianos asumiendo que se trataba de “razones técnicas”, aunque no especificadas— obligó al avión presidencial modificar su plan de vuelo buscando una ruta alternativa que debía atravesar el espacio aéreo francés para llegar a España con el fin de reabastecerse. “Sin embargo” —narró Evo Morales durante su encuentro con presidentes de la Unasur en Cochabamba— “a pocos minutos de ingresar a espacio aéreo francés, información de la torre de control nos dice que no podíamos cruzar por Francia; el piloto del avión nos pregunta qué hacer y nos recomienda volver de emergencia a Rusia. Evidentemente, había problemas de combustible y, frente a esta situación, decidimos aterrizar de emergencia en Viena, Austria”. En esa parte de Europa promediaba la una la madrugada del miércoles, en Bolivia eran las cinco de la tarde del martes.

En Austria, país neutral, las verdades —aunque a medias— se fueron decantando. Al igual que Portugal y Francia, ni España, donde debía efectuarse la recarga de combustible, ni Italia, otro paso obligado en la ruta de emergencia, autorizaban al avión del Presidente boliviano el uso de sus espacios aéreos como si se tratase de una nave enemiga.

“Después apareció el embajador de España en Austria, Alberto Carnero, y nos dice que si queríamos autorización para aterrizar en Las Palmas, deben revisar el avión presidencial. Nos ha sorprendido, es decir, no había paso ni por España ni por Francia ni por Italia ni Portugal. Nuestro piloto dijo que ‘se agravó la situación, no tenemos salida’”, narró Evo Morales en la sesión de Unasur.

“La posición del embajador de España en Austria fue muy preocupante”, recordaría Morales. Carnero intentó coaccionar al Presidente boliviano durante varias horas de “consultas” con su gobierno y sus “amigos”, poniendo como condición para autorizar el vuelo de reabastecimiento, verificar si en la nave no se encontraba un polizón a bordo: Edward Snowden. Ese era el quid de la cuestión. Carnero pretendía sorprender a Evo Morales y el prófugo Snowden “con las manos en la masa” y se atreve a pedirle al Presidente que le invite “un cafecito en el avión” para fisgonear en la nave. “Finalmente” —contó Morales—, “después de tres intentos, el embajador español me dijo textualmente: ‘No podemos autorizar su vuelo, a las nueve de la mañana del día siguiente vamos a informarle después de conversar con nuestros amigos’. Yo le pregunté quiénes eran sus amigos, si son sus amigos europeos quienes nos bloquearon. No dijo nada y se retiró y tuvimos que esperar hasta las diez de la mañana del día 3 de julio”.

Con discreto tino político y delicadeza diplomática, el Gobierno de Austria, cuyo presidente Heinz Fischer visitó a Morales en la sala VIP del aeropuerto vienés mientras duró la crisis, pudo confirmar y certificar que el ex agente de la CIA Edward Snowden no se encontraba efectivamente en la nave presidencial tal como habían insistido en sostener, desde un principio, el presidente Morales y su Cancillería.

En base a una calumnia, se había hostilizado indebidamente a un Presidente latinoamericano que ejercía su derecho de sobrevolar el espacio aéreo europeo con todas las inmunidades diplomáticas que en este caso fueron violadas flagrantemente, arriesgando la seguridad de los viajeros.

Lo que no se ve, ni en Bolivia

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