El miércoles 21 de noviembre, el país asistirá como parte protagonista al Censo de Población y Vivienda, el evento estadístico más importante que permite actualizar la información general del país, de sus habitantes y sus condiciones de vida.
El Censo se realiza en Bolivia desde el año 1831, la primera experiencia fue durante el gobierno del Mariscal Andrés de Santa Cruz. En aquel entonces, el departamento de Tarija contaba con apenas 18.200 habitantes. En la historia de Bolivia se realizaron un total de diez censos, el último se llevó a cabo el año 2001, fecha en la que Tarija registraba una población de 391.226 habitantes.
Actualmente, según las previsiones del Instituto Nacional Geográfico (INE), la población del departamento de Tarija supera los 554.687 habitantes.
Es decir que en 181 años la población del departamento de Tarija creció un 3.000 por ciento.
El crecimiento poblacional en la capital
El departamento de Tarija, a partir del año 1986, registró un significativo proceso de recepción no prevista de masas de migrantes por la situación política – económica de esa época y el cierre de la actividad minera en los departamentos de Oruro y Potosí, como efecto del Decreto Supremo 21060 y la denominada “relocalización”.
El inicio de actividades de la ex Codetar, a partir del año 1978, y la promoción del desarrollo económico social del departamento, con la apertura de fábricas de papel, vidrio, cemento, alimentos balanceados, cerveza, la actividad de la fábrica de aceites “El Rey” en Villa Montes, la ampliación del Ingenio Azucarero de Bermejo, la pavimentación de la carretera Yacuiba – Santa Cruz, construcción de infraestructura de riego y cultivo de algodón, generó un escenario favorable para el inicio de la llegada de migrantes del interior del país.
A partir de 1990 la población se incrementó de manera masiva por la migración hacia Tarija, iniciándose un proceso de transformación asociado a las reformas estructurales expresadas en una mayor presencia de Tarija en el contexto político nacional, el fortalecimiento de las municipalidades por efecto de la asignación de recursos por la Participación Popular, el proceso de descentralización y administración de recursos propios, cambios en la infraestructura vial y de comunicaciones y con mayor vigor a partir de 1996 con el inicio de la llegada de empresas extranjeras para la explotación hidrocarburífera por efecto de la política de Capitalización y elevada inversión extranjera, siendo Tarija la principal protagonista y beneficiada de este hecho.
La situación actual estará reflejada en el Censo del miércoles 21 de noviembre, que ratificará la alta tasa de crecimiento de población que registra Tarija por la llegada de migrantes, realidad cotidiana expresada en el surgimiento de nuevos barrios, masiva ocupación ilegal de tierras, construcciones de edificios y complejos residenciales y expansión de la mancha urbana fuera del control municipal y legal.
Peso demográfico
Si bien las proyecciones del INE calculan que Bolivia ha crecido en un par de millones de personas, 75 municipios han perdido población y otros han crecido muy poco, y el peso específico de las regiones ha variado sustancialmente. Es el caso del departamento de La Paz en relación al conjunto del país, y en particular respecto a la ciudad de El Alto. Se calcula que la sede de Gobierno creció 40 veces menos que la ciudad alteña, es decir, recibirá unos 60 millones de bolivianos al año que serán transferidos a El Alto, mientras que la ciudad de Santa Cruz recibirá aproximadamente 100 millones de bolivianos más al año.
Otros municipios como Tiquiyapa (La Paz) doblarán sus recursos, mientras que en Pazña (Oruro) se reducirán a la mitad.
En el caso del departamento de Tarija, el peso demográfico en relación al país, según las proyecciones, ha ganado 3 décimas (Del 4,72 por ciento al 5,05 por ciento), sin embargo, la distribución de la población en las ciudades ha variado. Mientras que en Bermejo, Yacuiba y la primera sección de la provincia Cercado han ganado peso, el crecimiento es casi imperceptible en regiones como Avilés, Méndez y O’Connor, con un 1 por ciento de media en los últimos tres años según el INE.
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