02 septiembre 2012

REAPARECE MARIO MONJE | EL LÍDER COMUNISTA BOLIVIANO. QUE REHUSÓ SU CONCURSO EN LA GUERRILLA DEL CHE GUEVARA

Mario Monje fue primer secretario del Partido Comunista de Bolivia (PCB) cuando tuvo la conocida reunión con el Che Guevara el 31 de diciembre de 1966, en Ñancahuazú, en la que rehusó el concurso del PCB en la guerrilla. Poco tiempo después, Mario Monje renunció a la dirección del PCB, se fue a la Unión Soviética y no regresó.

a Voz de Rusia le hizo hace unos meses una entrevista, después de décadas de silencio. Monje tenía 82 años y más de cuarenta ausente de Bolivia. Esa entrevista sirve de base para retomar la discusión sobre lo que hizo Monje y sobre cómo juzgarlo. El tema ameritaba una columna pero así quedaba sensiblemente achatado. De ahí este texto.

La mayoría de las historias sobre el encuentro Che Guevara-Monje son lapidarias para él, pues lo acusan de traición. Desde que leí acerca de Monje, sospeché de la leyenda negra que lo persigue. La condena global a la actuación de Monje tiene un sesgo dado por los "fans" del Che, que no necesitan preguntarse nada. A un ícono como el Che, que todo lo hacía bien, únicamente una “grosera traición” pudo negarle apoyo incondicional. Qué mejor que un estalinista boliviano, provinciano y casi anónimo, un burócrata, para jugar el papel de Judas.

Sólo reflexiones originadas en el PCB argumentaron a favor de la posición de Monje frente a la guerrilla. Carlos Soria Galvarro, en su completa compilación de documentos publicada hace pocos años, incluyó algunos textos propios, escritos cuando era miembro de la Juventud Comunista de Bolivia, que tienen conclusiones razonadas1 y muestran que Monje no fue un ambicioso. La compilación de Soria Galvarro contiene también textos de terceros que más bien apuntan a ratificar la imagen prevaleciente de un Monje poco fiable. Las razones que incriminan a Monje, empero, no tienen el peso de las que lo amparan. En este texto he incluido algunas referencias adicionales, en buena parte referidas por Soria Galvarro, que persuaden que Monje tuvo razones políticas para actuar como actuó.

Guevara tiene tintes heroicos, lo que no está en discusión. Tampoco su falta de destreza política, que lo diferencia de Fidel. Monje, por su parte, no fue un masacrador ni un delator pero tuvo casi a todos los fiscales de la izquierda en su contra, así como el silencio de los demás, con excepción del PCB (por un tiempo). El anti-intelectualismo del militarista ELN boliviano no debería ser el filtro con que se evalúe la acción de Monje.

Un ingrediente adicional para sospechar de la versión consagrada es que si juzgamos por las apariencias --con los códigos de hoy--, es extraño que la opinión predominante se incline a favor del glorioso, barbado, cosmopolita, joven mártir, hispánico y buen mozo guerrillero, en desmedro del sombrío comunista, boliviano, enjuto, moreno y de rasgos indígenas, que ha alcanzado muy corrientemente una edad provecta. Las formas no lo son todo, pero la condena prevaleciente contra Monje va paradójicamente a contracorriente de los valores formales de quienes hoy adoran al Che Guevara sin reparos.

Mario Monje tuvo zigzagueos y simulaciones, como buen político y buen andino en la adversidad. Eso no lo hace culpable, pese a que tuvo en contra la gran revolución mundial y su infalibilidad ética, preconizada por el Che. El reparo local de Monje a la demanda de Guevara, sus intuiciones de provinciano –y hasta sus trifulcas- no fueron ni traición, ni mezquindad, incluso si entre las motivaciones de Monje hubo humanas pasiones, celo, envidia u orgullo (o dependencia de los soviéticos y, por tanto, recelo del aventurerismo cubano, que preocupaba a los rusos). Las razones de provincia que expresó Monje tuvieron un peso que la vanidad del Che no quiso ver. Monje operó como el político que era.



La entrevista de La Voz de Rusia a Mario Monje

Las fotos de 2011 de La Voz de Rusia muestran a un venerable ochentón menudo, encalvecido, delgado y de aire aimara, con parsimoniosa expresión. Su vestimenta gris delata su origen, pues en el Ande la mayoría vestimos así. El registro de La Voz de Rusia es de octubre de 20102 , cuando el periodista Leonard Kosíchev lo entrevistó. Su voz expresa lucidez y no deja oír mortificaciones. La Voz de Rusia no "bombea" a favor de Monje pero lo respeta, dejando saber, a su nombre, la persecución ultraizquierdista que motivó su exilio sin retorno, y su vida de jubilado del Instituto de América Latina de la Academia de Ciencias de Rusia.

La reunión del 31 de diciembre de 1966. (Che: "Tú tienes miedo"; Monje: "y tú eres un suicida")

"Todo comenzó en mayo de 1966, cuando Fidel Castro me dice: un amigo común desea volver a su país. Yo te pido que lo ayudes, pero te pido ayuda para el paso por tu país de ese amigo común. Yo entendí que se trataba del Che Guevara y le dije: 'el paso estoy dispuesto a dar, ayudar (sic) y garantizo su paso.' Pero no se trataba de la guerrilla en Bolivia. Y Fidel sabía en ese momento que yo no estuve de acuerdo con la lucha guerrillera en Bolivia. Y lo sabía desde hace mucho tiempo. Ahora, es todavía para mí una interrogación por qué el Che resolvió aprovechar una situación que él no la habría creado, que era una cuestión que estaba relacionada con los planes del partido boliviano. Porque él me dijo: 'no tenía adonde ir. Yo necesitaba salir de Cuba. Y la única parte donde había una preparación pequeña era Bolivia."

"A fines de diciembre, Fidel me propuso una charla con Che Guevara para definir posiciones. Y se alejó de mí para preguntar a otra persona dónde se encontraba en ese momento el Che. Esa otra persona en voz baja le habló de “...ancahuazú". Yo escuché y le pregunté a Fidel: de acuerdo con encontrarme con el Che, pero ¿y dónde va a ser esto, dentro o fuera de Bolivia? Y él me dijo: ‘fuera de Bolivia’. 'Te repito’, le dije: '¿dentro o fuera de Bolivia?' 'Fuera de Bolivia’, me dijo. Pero yo sabía que era dentro de Bolivia. Y me dijo: 'llegas a La Paz y te vamos a avisar cuándo partes de allí'.

Había hecho el compromiso con Fidel de no hablar a nadie de con quién hablaba, hasta después de la conversación. Entonces, con ese criterio, yo llegué a Ñancahuazú, era más o menos las 10 de la mañana. Inmediatamente comenzó la charla y el Che dijo: 'En primer lugar, quiero pedirte disculpas porque te hemos engañado. Más que Fidel, la culpa la tengo yo porque él te planteó lo que yo quería pero nosotros teníamos el criterio de no comunicarte ningún plan nuestro. Te digo todo esto para pedirte que te quedes con nosotros y seas el que encabece la revolución, el levantamiento armado’. Le dije: 'eso lo vamos a discutir después. Primero vamos a ver cuáles son los planes que tú tienes’. Y pasamos a la discusión de los planes que él tenía. Él me habló de la Revolución en América Latina, de preparar la gente en Bolivia. Que el ejército boliviano era débil, que podían entrenarse allí los equipos que iban a hacer la revolución en el Perú, en la Argentina. Y el partido podría ayudar en este sentido. Que la lucha sería larga, en fin. Yo le dije: 'el ejército puede ser débil, pero va a aprender. Uds. podrán darles golpes iniciales pero ellos les darán golpes después.' Me dijo: ‘Tú tienes miedo’. Yo le dije: ‘¿tú eres suicida?’ ”

“Cuando él me propuso el liderazgo de la revolución y yo no creía, y no creía porque antes de eso se habían dado algunos pasos donde yo sentía que estaba siendo engañado. Entonces yo le propuse que el mando militar estuviese subordinado al mando político. Y que el que manda sea el político, entonces él me dijo que eso no aceptaba, que él tenía experiencia como militar. Que para eso él había llegado allí y que si no aceptaba ese criterio, bueno, podía irme porque significaba que si me daba a mí el mando, la lucha guerrillera no comenzaría porque yo trataría de alejar ese problema. Entonces me dijo: 'nosotros no podemos entendernos, tú no me convences'. Yo le respondí que tampoco él me convence (sic)”



"En la primera parte, cuando terminamos la conversación, él me dijo: 'el número uno debo ser yo'. Me dijo: 'puedes irte'. Yo (dije) 'voy a transmitir todo a la dirección del partido y que sea el partido el que dé su última palabra. Si te apoyan, te apoyarán, pero yo daré mi criterio'. Y nos separamos. Unos minutos después, me dijo: 'mira, no hay movilidad para que tu salgas de ahí, entonces yo te propongo ir al campamento central ¿o tienes miedo de estar con nosotros?'. 'No: le dije, 'no hay ningún problema'. Y fui y allí a los bolivianos les dije: 'aquí hay dos líneas: la línea del partido y la línea de los cubanos. Los que quieran pueden elegir, es su problema. Ninguna medida represiva, pero a nombre del partido no actúan. Yo informaré al partido esto'. Él había ya informado a sus compañeros cubanos que yo no había aceptado. Y al día siguiente le dije: 'mira, soy el primero en saludar el holocausto que van a hacer'. Tú estás seguro que nos van a matar' (dijo el Che). 'Estoy convencido’ (dijo Monje). 'Mañana levantarán sus banderas en todo el mundo para saludar la hazaña de Uds. pero yo no puedo aceptar eso y no creo, y no he de ser un obstáculo en tu camino. Me voy a alejar de la dirección del partido'. Y (entonces) me alejo en general de la política porque por esto no acepto. Como amigo, te deseo los mayores éxitos.'

(Aquí las palabras de Monje, de las que Guevara da cuenta de otro modo en su diario, no suenan creíbles pues no se explica por qué sus objeciones a la guerrilla cesaban así por así. Sus palabras se parecen más a la cortesía o a la hipocresía).

"Festejamos (prosigue Monje), fue un acto de homenaje el 31 de diciembre. Al día siguiente, él me dice: 'yo te pediría: por qué no tú trasladas a tu familia a Cuba porque para ti va a ser difícil'. Y yo le dije: 'no, mi familia se queda conmigo. Si me matan, será en la calle, aquí, en Bolivia y la suerte será la suerte de mi familia, junto conmigo'."

Monje es, efectivamente, un político boliviano. Acudir al término "holocausto", por cruentas que las muertes guerrilleras fueran a ser, es parte de la tradición retórica local: exageramos para impactar y conmover. La posición de Monje, retórica aparte, como me remarcaba Fernando Molina hace poco, protegió vidas, al menos las de quienes, intimidados por la dirección del PCB, no se afiliaron a la guerrilla.

La historia de los bolivianos que se enrolaron con Guevara y la secuela del ELN en Teoponte dan la razón a Monje. Aunque el contrafactual histórico (¿qué hubiera pasado si la guerrilla tenía el concurso pleno del PCB?) es imposible de probar, lo visto en los años posteriores en Bolivia apuntan a que un fracaso más grave era mucho más probable que el éxito del foco guerrillero. La Voz de Rusia concluye esta parte así: “Uno escucha a Mario Monje y a la memoria vienen las palabras del poeta: ‘Chocaron el hielo y la llama’.”



Monje al Che: "En tu cabeza hay una ametralladora"

La Voz de Rusia, a propósito de Guevara, cita a Gorki: "Entonemos un canto a la locura de los audaces" y cita la carta de Guevara a sus padres: "Muchos me dirán aventurero y lo soy". Luego vuelve con el "desterrado, semi-olvidado" Monje.

Sin rastros del chauvinismo que le atribuyeron, Monje dice que "Bolivia entró a la historia, a la leyenda, con la presencia del Che. Si no, no hubiese sido posible conocer siquiera el nombre de Bolivia."

Aboga a favor de Monje que no convalide las ligeras y conspiracionistas tesis de la traición de Fidel Castro al Che. Monje no cree que hubiera contradicciones entre Guevara y Castro y reconoce que: "desde el punto de vista del presente, el Che es una figura controvertida, pero es un personaje que hace historia, es un hombre que entrega su vida por una causa. En eso él es, digamos, muy expresivo, porque es la imagen de la protesta. Es la protesta del oprimido, la protesta del que lucha por un mundo mejor. Mira, como ese tipo de héroes hay muchos en la historia. Muchos han entregado su vida, pero no han tenido la repercusión que ha tenido el Che."

Monje hace, además, un retrato del Che que es de gran precisión psicológica. En esos pincelazos, Monje revela sus condiciones políticas: "Él (Che) nos dice: 'Uds. tienen que escoger entre el partido y la guerrilla'. El propio Fidel, en una charla en 1962, me decía, refiriéndose a los líderes latinoamericanos que habían pasado los 60 años: '¿tú crees que estos dirigentes pueden entender los cambios que hay en el mundo? ¿Tú crees que estos dirigentes pueden encabezar la revolución? Si la dialéctica no funciona en su cabeza'. Ese criterio me lo repitió el Che.”

"En realidad, tenían un menosprecio por los dirigentes viejos de los partidos comunistas de América Latina…Le dije a Castro el 62: 'no creo que la experiencia rusa o la experiencia china de la revolución o la de Uds. sea viable para el país. Cada país debe encontrar su propio camino y yo no confío en esas experiencias. Y el Che me dice el 64: ‘Mira: ¿Por qué no te animas a la lucha guerrillera? Y yo le dije: ‘En tu cabeza hay una ametralladora, en mi cabeza hay política’.”

Si bien Monje no es autor más que de unos escritos partidarios, sus imágenes, políticamente ilustrativas, superan a algunas de las que, arrogante, dejó el Che en su diario, sobre la reunión con Monje: "Le contesté que el primer punto quedaba a su criterio, como secretario del partido, aunque yo consideraba un tremendo error su posición. Era vacilante y acomodaticia y preservaba el nombre histórico de quienes debían ser condenados por su posición claudicante. El tiempo me daría la razón3 ." (No sabemos cómo el tiempo le dio la razón, pues ni Monje preservó su "nombre histórico"; tampoco los no "claudicantes" triunfaron).

Monje, empero, se cuida de descalificar al Che y añade: "El Che tenía un problema personal interno; era un hombre que estaba inquieto por la acción. Sentía que la vida se le acababa. Y entonces él necesitaba ofrendarse de alguna forma. No estaba en condiciones de enfrentar administrativamente un cargo. No era para eso él. Era un hombre sumamente inquieto. No era un aventurero infantil, sino era un hombre de acción."



Las razones de Monje

Monje sugiere las razones por las cuales no apoyó a la guerrilla. La primera es la diferencia de métodos. Él no creía en la estrategia del foco guerrillero, divisa de los cubanos. En Bolivia (y en el PCB), el levantamiento general --la impronta de la revolución de 1952-- era el objetivo. Hablaban a favor de esta vía las movilizaciones callejeras, la vida política de los sindicatos, la fuerza de los mineros. Si se ve la movilización popular que derivó poco tiempo después en la presidencia del General Torres, la UDP y el actual triunfo de la izquierda en Bolivia –‘aunque décadas después--, Monje fue más acertado que Guevara, incluso si se considera que no hubo revolución como se la esperaba.

Los cubanos tenían en mente la guerrilla venezolana que promovió Fidel a principios de los sesenta, que tuvo resultados muy pobres, por cuyos fracasos Fidel Castro no dejó de inculpar a la "derechista" dirección del Partido Comunista venezolano. El resquemor cubano contra los dirigentes comunistas estaba muy presente, como afirma Monje. Aunque es imposible de demostrar, viendo el resultado de la guerrilla guevarista en Bolivia, Monje impidió un fracaso aún mayor para la izquierda boliviana y el PCB, que ya sufrió por la salida de cuadros suscitada por la presencia del Che.

Monje sostiene que fue engañado por Castro, puesto que inicialmente la ayuda requerida por los cubanos para el Che era simplemente el paso por Bolivia hacia la Argentina. A la vez, los cubanos deseaban reclutar directamente -y de hecho lo hicieron- militantes del PCB para la guerrilla. Finalmente, hay que tomar en cuenta los contactos de los cubanos con los “prochinos”, como Moisés Guevara.

Monje, entonces, retribuyó engaño con engaño. Los cubanos originaron susceptibilidades en la dirección del PCB. La sensibilidad de los comunistas nacionales no era exagerada, pues su punto de vista político difería del cubano y los cubanos desdeñaban las lecturas políticas locales. Incluso desde el "sectarismo" comunista que el propio Che le atribuía a Mario Monje, las diferencias políticas entre militantes de la izquierda boliviana no eran irrelevantes. Las peleas entre "moscovitas" y "prochinos" (el PCML, de orientación pro-china se había desgajado del PCB) podrán parecer folklóricas, pero eran reales. Era iluso pensar, como hicieron los cubanos, que guerrilleros reclutados de esas distintas fuentes podrían convivir apaciblemente, haciendo de masa coherente en una guerrilla. Los cubanos pensaron que las condiciones políticas locales, como la tradición de movilizaciones de masas, así como las diferencias de la izquierda local, eran irrelevantes, y por eso cometieron gravísimos yerros.

Monje sugiere, al relatar el menosprecio que Castro y Guevara tenían por la dirigencia comunista "tradicional" latinoamericana, que ese desdén estaba presente al lidiar con los comunistas locales. Hay versiones que confirman el mismo4.

Dada esta actitud generalizada de menosprecio por el que no compartiera el credo guerrillero, uno hasta se identifica con el cabreo de Monje, incluso si su reacción no fuera producto de la convicción política. Monje retribuyó a los cubanos simulación con simulación: por eso se lo ha condenado. El Che y compañía fueron ingenuos o temerarios, políticamente hablando, si pensaron que su prestigio los autorizaba a actuar sin considerar seriamente las condiciones políticas locales y sus actores.

Finalmente está el elemento chauvinista, del que se ha culpado secularmente a Monje. En esa versión, Monje se negó a ayudar a Guevara porque tenía ambiciones de dirigirlo, sólo por ser boliviano, desconociendo el internacionalismo comunista y su deber revolucionario. Aunque no se puedan descartar motivaciones personales, Monje tenía razón: los elementos nacionales eran importantes. A tal grado que los militares bolivianos lo comprendieron rápidamente y trataron de reclutarlos en su favor, a pesar de que ellos mismos contaban con la dispendiosa ayuda norteamericana. Como ejemplo, esto anota Gustavo Rodríguez Ostria, historiador de la guerrilla de Teoponte, que tuvo lugar en 1970 con las cenizas de la guerrilla guevarista, sobre la importancia que los militares le daban a los mensajes que mostraban la guerrilla como una invasión "extranjera": "...al atardecer del 2 de septiembre, el presidente Ovando Candia y el Ejército dan información parcializada sobre el choque de 28 de agosto en Chocopani. El único caído que mencionan es Pablo. Ni una palabra sobre el resto. No es casual que presenten solamente al guerrillero chileno. Es parte de una elaborada estrategia comunicacional: desean (re)forzar la imagen extranjera de la guerrilla..." 5

Ver el chauvinismo de Monje como “su” móvil es despreciar la inteligencia local. Monje no lidiaba con poco. El Che y los cubanos gozaban de prestigio mundial, venían precedidos de éxitos y seducían por doquier. Monje debía pues dosificar sus disgustos y diferencias. De ahí se entiende que pidiera la dirección de la guerrilla (subordinando lo militar a lo político, y no al revés), para alejar la posibilidad de que se materializara, puesto que los cubanos no eran proclives a escuchar las opiniones locales de disidencia con la guerrilla. Lo mismo puede decirse de las promesas sobre el concurso de veinte hombres que, por los testimonios contemporáneos, Monje parece haber hecho a los cubanos (hay versiones contradictorias, pero la del cubano Pombo tiende a favorecer a Monje). Monje estaba en condición de debilidad frente al aparato y la imagen de los cubanos. ¿Deberíamos pedirle que no usara sus armas políticas? El Che Guevara tiene frases cuasi imperiales, disponiendo de lo que no conocía: "Bolivia se sacrificará en aras de que las condiciones para la revolución se creen en los países vecinos" 6 . Bolivia debía aceptar la suerte decidida por los cubanos, lo que visto como sueño revolucionario continental, sonaba coherente y romántico; políticamente, ignoraba el elemento nacional, y pasaba por alto la lectura política de los conocedores de los humores y ritmos nacionales.

Una muestra adicional de la actitud de los cubanos sobre el papel de Monje, resaltando el chauvinismo para no considerar las razones de fondo que estuvieron detrás, está contenida en las palabras de Fidel en 1968, a propósito del Diario del Che: "Es notable, como se verá en el Diario, que uno de esos especímenes revolucionarios que ya van siendo típicos en América Latina, Mario Monje esgrimiendo el título de Secretario del PCB, pretendió discutirle al Che Guevara la jefatura política y militar del movimiento. (.. .) Mario Monje, por supuesto, no tenía ninguna experiencia guerrillera ni había librado jamás un combate, sin que por otro lado su autoconceptuación de comunista le obligase siquiera a prescindir del grosero y mundano chovinismo que ya habían logrado superar los próceres que lucharon por la primera independencia." "Con semejante concepto de lo que debe ser la lucha antimperialista en este continente, tales 'jefes comunistas no han rebasado siquiera el nivel internacionalista de las tribus aborígenes que sojuzgaron los colonizadores europeos en la época de la conquista".7

La descalificación de Fidel eludió, por conveniencia, preguntar ¿por qué si Monje podía recibir clases de guerrilla del experimentado Che, éste no debía, a su vez, escuchar con atención las razones políticas de Monje, más sabido en las condiciones bolivianas que el recién llegado Guevara? Por otro lado, y marginalmente, hoy suenan poco plurinacionalmente correctas las descalificaciones de Fidel, buscando descalificar a la dirección comunista boliviana comparándolas con las "tribus aborígenes".



¿Es Monje un general después de la batalla, que dice ahora lo que antes no?

Para cuidarnos de la empatía fácil con Monje (puesto que el Che no está acá para dar su versión, y de los guerrilleros y líderes cubanos sólo tenemos lo escrito), consideremos que los testimonios contemporáneos a la reunión Che Guevara-Monje se inclinan por éste. Por ejemplo, sobre el engaño cubano, el diario del guerrillero isleño “Pombo” dice:

"Mario puso tres condiciones: la dirección política y militar, que sea rechazada la línea pro-china, y también propuso efectuar un viaje por todo el continente para tener el apoyo de los partidos hermanos para la adopción de la lucha armada..." 8

Aquí “Pombo” repite lo que Monje usó para desalentar la guerrilla de Guevara, con la que no estaba de acuerdo. A la vez, revela las divergencias entre pro¬chinos y moscovitas, elemento subestimado por el Che, que trabó contacto con ambas corrientes.



Pombo refrenda en su diario algo de lo que dice ahora Monje: que los cubanos se pusieron en contacto con militantes del PCB por encima de su dirección (ocasionando susceptibilidad y promoviendo fricciones). En su anotación del 25 de julio de 1966, Pombo dice: “Discutimos los nuevos lineamientos con los representantes del Partido, a partir de las condiciones del país para la lucha. Tratamos de obtener un compromiso de ellos para que se unan a la lucha, aun cuando Estanislao se opusiera a esto."

Pombo también revela que los cubanos no fueron transparentes con Monje (6 de septiembre de 1966): “ ...deseamos saber algo de Manila (Cuba) acerca del asunto de romper con Estanislao (Monje), o por lo menos escuchar que ellos nos autorizan para seguir adelante con los hombres que tenemos.." En la reunión del 31 de diciembre de 1966, el Che tampoco dijo nada a Monje sobre el deseo de romper con él, si nos quedamos con la propia versión del Che en su diario. Si es de ingenuos pedirle al Che que abriera su juego sobre la posibilidad, indicada por Pombo en su diario antes de esa reunión, de que Cuba rompería con Monje, es igualmente absurdo exigirle a Monje que fuera cándido con Guevara. Los cubanos, además, ya sabían que el PCB no alentaba la guerrilla. Así, Pombo señala el 5 de septiembre: "Aun cuando el plan del partido (PCB) es el alzamiento general, nos han prometido darnos 20 hombres para las guerrillas". ¿El Che quería que el PCB aboliera su experiencia para correr detrás suyo? ¿Fue un autoengaño, en el mejor de los casos?

El 28 de septiembre de 1966, siempre según el diario de Pombo, éste reconoce que "Estanislao (Monje) ha podido darse cuenta que el centro de todo es Bolivia" (lo que quiere decir que hasta ese momento, como ahora señala, Monje fue informado por los cubanos de que Bolivia sólo serviría de paso). En ese contexto de desconfianzas, Monje tuvo palabras contradictorias sobre la guerra de guerrillas, pero esas frases no condenan a Monje; lo muestran como un político que forcejeaba con personajes poderosos con quienes no compartía línea y de quienes desconfiaba. Sus aseveraciones de octogenario no son las de un general después de la batalla.



Monje, hoy

El Che acusó así a Monje, en su famosa reunión: "¿Por qué tienes esa posición sectaria? (...) Así como hay gente buena y mala dentro de los que tú llamas 'prochinos', también hay gente buena y mala dentro del PC”.9

Hoy Monje le da la razón al Che, sin recordarlo: "Con la Perestroika, terminaron todos los vínculos con el PCB, ellos se alejaron, yo me alejé. No tengo ningún resentimiento. Yo me siento contento de haber sido militante del PC, me siento satisfecho de haber luchado por las ideas marxistas, pero no siempre entendí eso. No entendí no ser dogmático ni la flexibilidad de la dialéctica. Eso me llevó a errores. He sido sectario como militante comunista. No tenía la amplitud necesaria y no supe comprender a los aliados. A mí me previnieron de los errores que había aquí (en Rusia). No aceptaba. Yo no lamento haber sido comunista, no lamento haber apoyado a la URSS. Lo que sí lamento es no entendí como se debiera entender, el marxismo. No entendí, a no ser dogmático. No entendí la flexibilidad y la dialéctica del marxismo. No lamento no haber apoyado no haber apoyado y no haber muerto con el Che. Vivo más de 80 años, 45 años más que la muerte del Che, para ver un mundo nuevo, interesante. Lo peor para mí es no poder ser partícipe de este mundo. Pero son 45 años que he visto cambios del mundo. No se puede vivir con la terminología del pasado. Muchas veces oigo a los dirigentes comunistas de aquí, y siento que lanzan sus discursos como en el XX Congreso del PCUS los escuchaba. Repetir la misma cosa. ¡Estamos frente a una realidad diferente!"

Pese a que el periodista Kosíchev recuerda el contexto en que vive Bolivia, con Evo Morales y sus homenajes al Che, Monje elude el tema: "Para mí Bolivia no es lo más importante ahora". Sin rastros del “chauvinismo” con que forzadamente se lo etiquetó, Monje dice que le gusta estar en Rusia, donde viven sus hijos que "son mestizos como yo" (ignorando los debates bolivianos), como un adelantado de los migrantes que después el país produjo: "Yo soy un hombre que siempre soñé vivir fuera de Bolivia. Llegué a Rusia y se me ofreció las condiciones para poder quedarme aquí. Yo no estoy reñido con el mundo. Donde estoy me siento bien. Para mí, Bolivia no es lo más importante ahora, ni lo más deseado. Mis hijos están aquí, son gente de aquí. Mis hijos están más ligados a Europa. Se sienten más europeos que de América Latina. Me parece mucho más interesante vivir en un centro como es la Unión Soviética (Rusia)".

Monje no fue un estólido estalinista, movido por la codicia de disputarle la jefatura guerrillera al Che. No fue un santo pero tuvo razonamientos políticos. Buena parte de la izquierda boliviana, heredera o ex ¬militante del PCB y del ELN, está ahora en el poder. Es momento de abandonar la docilidad hacia los estereotipos que encubren los errores manifiestos del Che, muy a pesar de su ingenua fanaticada. Monje actuó como cuando le atribuyen que dijo --al ser cuestionado por los guerrilleros de Ñancahuazú--, molesto, calculador, prudente, simulador, político, boliviano, realista y desafiante: "Soy altoperuano, qué quieren que haga".10



2 comentarios: