28 agosto 2012

José Vicente Camargo EL GUERRILLERO Y PROCER POTOSINO DEGOLLADO Y DESCUARTIZADO EN EL CAÑON DE CINTI


GALERÍA(2)

En octubre de 1814, emergió a la lucha libertaria, el guerrillero José Vicente Camargo con su aguerrida caballería destacándose por ser un temible rebelde y enemigo peligroso para los españoles, por cuanto en varios enfrentamientos librados en el gran Cañón de Cinti, salió triunfante, aunque, en el fatídico 3 de abril de 1816, fue capturado en la meseta de Arpaja Baja siendo degollado en el acto por el comandante español Buenaventura Centeno.

Nacido en Moro Moro (ChayantaPotosí), Camargo apoyó al Ejército Argentino, el caudillo y líder de las Republiquetas de Cinti, con su reducido pero eficaz grupo de combatientes a caballo, durante quince meses, fue un incontrolable y respetado enemigo para los ibéricos.

La Revista Nuevos Horizontes de EL DIARIO, en la perspectiva de hacer conocer a sus lectores diversos capítulos de la Guerra de la Independencia, revela en exclusiva este episodio bélico extractado por el comunicador social Felix Santalla del libro “Cinti, tierra de labor en decadencia” escrita por el investigador Juan Ramirez

ESTRATEGIA DE COMBATE: ATAQUE DE SORPRESA

Camargo, conocía el sinuoso cañadón cinteño, por consiguiente, aprovechaba ese factor para desplazarse, atacar y destruir los campamentos realistas apoderarse de armas, municiones, espadas, caballos, indispensables para fortalecer su poder ofensivo en la guerrilla.

Como cabras, los guerrilleros escalaban los altos farellones, se escabullían por estrechas sendas en toda la ribera del río Grande, a lo largo del Pilaya, San Juan, el río Chico y Grande (Cotagaita), escondidos bajo los mollares aguardaban al enemigo para atacar por sorpresa y derrotarlos.

El español Pezuela, enterado de las andanzas de Camargo, desde Tupiza envió un pertrechado contingente de infantería y caballería al mando del Cnl. Enezarro, para aplastar al grupo rebelde de Camargo; simultáneamente, desde la Villa Imperial, otra poderosa columna realista al mando del jefe español Martín Jauregui emprendió la marcha al sur, hacia Cinti.

El patriota potosino no se arredró, salió al encuentro de los ibéricos, dispersó sus tropas hacia puntos estratégicos de ataque en el sector de San Juan, luego se dirigió hacia Incahuasi (Casa del Inca), al este de Cinti, para apoyar a su compañero de lucha Manuel Caballero, quién fue derrotado en Aukapuñuna, tomado prisionero y posteriormente ejecutado por los españoles en la falda de Santa Elena.

Esta irreparable pérdida humana, provocó la furia de Camargo, quién en acción envolvente en la meseta de “Yurac Caballo” (Caballo blanco), derrotó a la columna del Cnl. Enezarro, quién fue muerto en el enfrentamiento.

LA TROPA DE JAUREGUI ANIQUILADA

El comandante español Jaúregui, tampoco pudo llegar hasta Cinti, el guerrillero Camargo, con su caballería se le adelantó por una “checanchana” (senda directa), sorprendió a la expedición enemiga en las proximidades de Palca Grande, le persiguió, dándole alcance en el desfiladero de Sarcarca y Tacaquira, donde los realistas fueron aniquilados, en la intensa balacera algunos soldados lograron escapar por el cerro.

Camargo, tomó control absoluto de la región, el 3 de noviembre de 1814, concentró sus tropas en el pueblo de Cinti.

Enterado de este hecho humillante para la Corona española, el comandante Pezuela, puso precio a la cabeza de Camargo, no estaba dispuesto a ceder terreno, por lo que resolvió enviar una División del Ejercito equipada con piezas de artillería, al mando del Gral. José María Alvarez, este ingresó al Gran Cañón por Sibingamayo para llegar a Cinti en enero de l816.

El 31 del mismo mes, en el sector de Yuquita, se desarrolló otro encarnizado combate en el que Gregorio Araoz de La Madrid, aliado de Camargo, demostró bravura y excelente poder de ataque frente a los realistas.

LA MUERTE DEL ESPAÑOL ALVAREZ

Durante la noche del 1 de febrero de 1816, el grupo de Camargo, se fortificó con guerreros llegados del sur, lo que aumentó la moral de su tropa, mientras el realista Alvarez, se replegaba hacia Cinti, siguiendo el desfiladero de Uturungo y Hornos.

Conocedor del terreno, Camargo le preparó una mortífera emboscada, el realista Alvarez, ajeno a esta maniobra, conducía su columna, por una angosta quebrada y fue atacado por sorpresa desde lo alto de los farellones colorados.

Rocas de gran tamaño en el camino, detuvieron el avance de la columna española y súbitamente desde lo alto las piedras lanzadas por los guerrilleros aplastaron las carretas y piezas de artillería, cundiendo el pánico y terror entre los realistas.

Algunos jinetes trataron de escapar, pero la caballería gaucha de La Madrid que venía desde el sur, aniquiló a la retaguardia enemiga, que en su intento de retroceder, encontró su final.

El realista Alvarez, cayó fulminado en el mortífero cerco, algunos de sus soldados intentaron vadear (cruzar) el río “Chico” (hoy río Camargo), no pudieron llegar a la otra banda (orilla), fueron arrastrados por la corriente y murieron ahogados.

Ante este desastre, el realista Pezuela, movilizó más MIL HOMBRES (infanteríaartillería y caballería) al mando del Cnl. Buenaventura Centeno, cuyo Estado Mayor lo conformaban el My. Andrés de Santa Cruz (luego Presidente de Bolivia) y el Cnl. Francisco Javier de Olarría.

En su primer intento, y pese a perder 20 hombres de avanzada, Centeno ocupó la plaza de Cinti el 12 de marzo de 1816.

Por estrategia, básicamente de proteger a sus hombres y ante la inminente llegada de la poderosa columna española, Camargo se replegó a las alturas al frente de la serranía de Cinti.

El escurridizo Camargo, por estrategia movía su tropa en silenciosas caminatas por la noche, cambiaba de posición desconcertando al enemigo, tal es así que de madrugada se presentó en Palca Grande, estuvo a punto de derrotar en sorpresivo ataque al mismo Centeno, de no ser la oportuna llegada de Olarría y su división militar, obligando a Camargo a ordenar a sus hombres retirada al galope por la ribera oriental del río rumbo a Hornos.

Los patriotas emprendieron la marcha hacia la serranía de Santa Elena, para atraer a las tropas de Centeno y batirla en el plano, antes de darle oportunidad a reforzarse.

Centeno, era un militar calculador, sanguinario, no tenía compasión con los prisioneros, hizo fusilar a los patriotas Rudesindo Avila y Manuel Díaz, además, otros seis rebeldes, fueron muertos a garrotazos en una acción cruel de barbarie.

Camargo, vió que era muy difícil sostener una pelea frente a un poderoso ejército, por lo que resolvió, replegarse al noreste de Incahuasi, pero la noche del 2 de abril de 1816, Centeno en acción planificada, con su tropa rodeó el campamento patriota y le atacó por todos los flancos, se produjo una horrenda carnicería.

CAMARGO DESCUARTIZADO

En el enfrentamiento, Camargo cayó herido y capturado, fue degollado en persona por el mismo Centeno, quién manchó su uniforme militar, más de 500 patriotas fueron torturados y murieron frente al pelotón de fusilamiento en la denominada MASACRE DE ARPAJA.

Las cabezas cercenadas de Camargo y Villarrubia, fueron enviadas al realista Pezuela, como trofeos de guerra, éste ordenó colocar las mismas en picas en la plaza de Cotagaita (Nor Chichas), sus extremidades superiores e inferiores, fueron expuestas en diferentes puntos del camino desde Arpaja y a lo largo del río a Cotagaita, un pie de Camargo fue colgado de un algarrobo en el sector de La Palca, conocido hoy como Camarguito.

Este hecho de barbarie, fue condenado y calificado de indecente por el Congreso de las Provincias Unidas del Sur en su manifiesto del 25 octubre de 1817.

Por Ley de la República, emitida el 3 de abril de 1827, se nominó a Cinti, Villa de Camargo, en homenaje al prócer José Vicente Camargo, que ofrendó su vida, para dar nacimiento a Bolivia como Nación libre y soberana.

1 comentario:

  1. Me hubiera gustado ser coetánea de los Padilla Azurduy, Camrago, Ravelo y todos los que antes de pensar en ellos mismos pensaron en el pueblo, que sufría. Como coterránea,
    Moromororeña y/o Raveleña tal como se llama el antiguo Moro Moro. Me invade una emoción inenarrable.

    ResponderEliminar