13 agosto 2012

Bolívar, el relámpago que no cesa



Llovía en Caracas la mañana que conocimos el rostro de Bolívar. La armonía y el cuidado del palacio de Miraflores contrasta con el conjunto de edificios derruidos, la mayoría de ellos resguardados por pequeñas rejas en las ventanas, que rodean el núcleo del poder político de esta especie de selva de cemento hermosa, caótica y caribeña.

La expectativa es inmensa, a fin de cuentas no solo vamos a conocer a Hugo Chávez Frías, motor de una revolución amada y detestada por igual a lo largo y ancho de Latinoamérica y el mundo, sino que asistiremos al momento histórico en que se revelará el trabajo de reconstrucción de la imagen de Simón Bolívar, realizada con los últimos adelantos tecnológicos a partir de la exhumación de sus restos, algo que, según los detractores de Chávez, no hace sino confirmar la especie de “necrofilia” que tendría el régimen con respecto al Libertador.

Antes de llegar a Caracas las imágenes continúan: Bolívar, Eloy Alfaro y Francisco de Miranda se mezclan con las de Chávez, Evo Morales y Rafael Correa, quienes cierran este círculo histórico que para unos es parte de un proceso que concretará la Gran Colombia, la Gran Nación Latinoamericana; mientras que para otros no es sino un grupo de populistas irresponsables que destruirán la frágil institucionalidad democrática.

Es 24 de julio, cumpleaños de Bolívar, así que es fiesta nacional en Venezuela y parte del acto oficial en Miraflores comprende la presentación de sus documentos totalmente digitalizados, además de estudiantes que se gradúan y el reconocimiento a un niño genio con más de 140 de coeficiente intelectual y que ya va a la universidad. Toda la mañana estamos prácticamente encuartelados en el segundo piso del edificio del Archivo General de Venezuela, con más de 20 historiadores, filósofos, periodistas e investigadores que asistieron al II Encuentro de Historiadores de la ALBA. El director del Archivo Nacional, Luis Felipe Pellicer, nos dice que es muy difícil ver últimamente al comandante. Él mismo no lo veía hace más de diez meses. “Está en campaña, todo lo demás pasa a segundo plano, es más fácil que lo vea alguien del pueblo que uno de nosotros”.

Al final, la llamada llegó. Pasamos por el estricto registro de uno de los cuerpos de seguridad más desconfiados del mundo. Chávez, entre otras cosas, puede preciarse de ser uno de los presidentes que más complots para asesinarlo han registrado, junto a su mentor cubano Fidel Castro.

Aparece Chávez. La enfermedad o la idea de su enfermedad se esfuman una vez que se hace de la palabra. La palabra es su elemento, en ella se mueve como un pez en el agua. Nada con cadencia; se mueve de la historia a la anécdota, de la filosofía a la química, de Heidegger a Nietzsche, de Neruda a Uslar Pietri, y cómo no, de Bolívar a Bolívar... Bolívar resucita en sus palabras al momento de revelar su rostro.

“Bueno, esto forma parte, sin duda, de la resurrección de Bolívar, así como Lázaro cuando Jesús y le dijo: 'Levántate, Lázaro, y anda...'. Aquí llegó, bueno, fue un Jesús colectivo, un Jesús hecho pueblo y le dijo a Bolívar: 'Levántate, Lázaro Bolívar, y anda, que te necesitamos. Vente con nosotros a la vida...'”.


Hay palabras dichas con tal intensidad que tienen la voluntad de ser, nos dice Carlos Pérez, un periodista paraguayo que también asistía al acto. Tiene razón. Si no fuera porque no hay Internet en el ALBA hotel, hasta podría ser cierto, y Bolívar salía de algún lado y nos daba un susto terrible.


Al retrato de Bolívar no le falta nada, salvo expresión y la profundidad del alma de la gente. Pero Bolívar llegó para quedarse y está en la médula misma del proyecto bolivariano.
“La historia de la cuarta república montó un aparato ideológico para despolitizar a Bolívar. Para quitárselo al pueblo. Hay cartas de su hermana María Antonia, cuando había una crisis en Venezuela, cuando le dice que por su casa pasaba gente de todos los colores a ver su retrato en su casa, que lloraban y lo llenaban de bendiciones. Bolívar fue en vida una imagen movilizadora en favor de la igualdad y de la libertad. Esta revolución lo que hace es rescatar su potencia simbólica para las luchas de los pueblos latinoamericanos”, nos dice Luis Felipe Pellicer.

Mientras tanto, el universo Chávez continúa incontenible su despliegue. Se transfigura en discurso heroico, en el destino de los pueblos. La palabra chavista se nutre de otras poéticas, no le tiene miedo a nada, no le teme ni a Nietzsche, menos a Neruda a quien recita de memoria y lo manipula: “¡Qué maravilla! 'Padre nuestro que estás en la tierra, en el agua, en el aire, de toda nuestra extensa latitud silenciosa; todo lleva tu nombre, padre, en nuestra morada...'. Pudiéramos decir: Todo lleva tu rostro, padre, en nuestra morada. 'Tu apellido la caña levanta la dulzura, el estaño Bolívar tiene un fulgor Bolívar, el pájaro Bolívar sobre el volcán Bolívar, la patata, el salitre, las sombras especiales...'. Y por ahí se va Neruda.

Desconcertados y fascinados. Así estamos frente a alguien que se supone tiene un cáncer agresivo, que salió de varias intervenciones y tratamientos de quimioterapia y que ahora se presenta ante nosotros como un gran director. Luz, cámara, Chávez. Este director de blockbusters es Spielberg, es Cameron, es un hacedor de hits, un político que multiplica su palabra como quien multiplica taquilla. Chávez sigue siendo, no ha dejado de ser.

Recuerda un pasaje hermoso de la vida de Bolívar: “Me tocó la misión del relámpago, rasgar un instante las tinieblas, fulgurar apenas sobre el abismo y tornar a perderse en el vacío...' Hoy habría que decir más bien, entendiendo el sentimiento de aquel hombre, ya despidiéndose ¿no? Y como él mismo lo dice por ahí: 'Qué puede un pobre hombre contra el mundo...'. Te tocó la misión del relámpago, es verdad, pero la misión del relámpago del Catatumbo, que nunca se pierde en ningún vacío, el relámpago del Catatumbo. Pero ese relámpago, así como dice Neruda: 'Todo lleva tu nombre Padre, el Huracán Bolívar, el Pájaro Bolívar, el Relámpago Bolívar...'. Ese es el del Catatumbo. Así lo llamaré yo, el relámpago Bolívar del Catatumbo pues, ese es Bolívar, el relámpago, el relámpago que no termina nunca".

Chávez deja que se le acerquen los niños y las cámaras. Canta, recita, juega quizz y luego se marcha, dejando en el aire la pulsión de las palabras exhaustas derramadas en el suelo.

ENTREVISTA

El rostro tiene un 90% de veracidad
Philippe Froesch / Experto en arte forense
Es francés. Colaboró en la reconstrucción del rostro de Simón Bolívar.
- ¿Cómo se elaboró el retrato 3D del Libertador?
- Empleamos un método llamado de Manchester, que consiste en posicionar marcadores de espesores de tejidos blandos en puntos craneométricos precisos y en levantar las capas musculares faciales de adentro hacia fuera.
- ¿Qué programas se emplearon para la reconstrucción?
- Primero, importamos los datos de la tomografía, que hizo la doctora Maribel Yoris, radióloga forense, en un software de 3D que se llama Cinema 4D, que nos permitió posicionar los marcadores de tejidos blandos. Seguidamente, usamos un programa llamado Zbrush, que nos llevó a posicionar las piezas dentales con la doctora Sonia Viso, odontóloga forense, y esculpir los músculos y la piel sintética bajo supervisión de las doctoras Lourdes Pérez, antropóloga forense, y Yanuacelis Cruz, anatomopatóloga forense. Las imágenes finales (render) se hicieron en Cinema 4D y VRAYforC4D.
- ¿Qué porcentaje de confiabilidad y fiabilidad tiene este retrato?
- Trabajamos con mucha precisión. Nos acercamos a un 90% de veracidad, el 10% restante tiene que ver con el color exacto de los ojos o de los detalles de pigmentación de la piel, la cantidad de arrugas, etc. Esos detalles no modifican su aspecto general. La arquitectura y estructura del rostro no deja lugar a dudas, porque intervinimos directamente sobre el cráneo. Los huesos ‘hablaron’ y nos guiaron hasta la meta final. (Panorama)

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