07 mayo 2012

El primer Prefecto en la historia de Bolivia

Desde las aulas escolares siempre se nos ha inculcado que en Bolivia el cargo de Prefecto, máxima autoridad político-administrativa de cada uno de los departamentos, emergió con el nacimiento de la República, el 6 de agosto de 1825, en reemplazo de la categoría de Gobernador de Provincia que había implantado el régimen colonial desde el siglo XVIII.

No obstante, diversos historiadores de Cochabamba hicieron conocer que fue precisamente en este departamento donde se registró el nombramiento del primer Prefecto de nuestra historia, pero no en 1825 sino mucho antes, cuando Bolivia aún no era república independiente.

Efectivamente, sin discordancia, los historiadores cochabambinos expresan que después de la segunda revolución libertaria de 29 de octubre de 1811, el ciudadano Mariano Antezana fue nombrado Gobernador Intendente y Presidente de la Junta Gubernativa de la Provincia y, a la vez, designado Prefecto de Cochabamba.

Sin embargo, si bien existe consonancia en ese dato, no se brindan mayores referencias sobre quién fue la autoridad que designó a dicho Prefecto. Unos dicen que fue elegido por el pueblo al día siguiente de la revolución del 29 de octubre, otros que fue nombrado días después por los vocales de la Junta Provincial e inclusive por el Cabildo de Cochabamba.

Ni los unos ni los otros. La decisión de nombrar a Mariano Antezana como Prefecto de Cochabamba no nació internamente en esta provincia, sino que vino como una orden imperativa desde Jujuy, impartida por el general Martín Pueyrredón.NOMBRAMIENTO. Informado de haberse restablecido la Junta Provincial a través de esa segunda revolución, el general Pueyrredón comunicó a la Junta de Gobierno de Buenos Aires —en un oficio de 17 de febrero de 1812, emitido desde el cuartel general de Jujuy— haber reconocido a Antezana en su calidad de Gobernador. Además informó que: “siendo esto lo propio que ya se ha ejecutado en Salta, por conferida facultad que tengo de V. E. para iguales reformas, he resuelto aprobar el nombramiento de dicho Antezana con el título de Prefecto de Provincia de Cochabamba, en lo político y real hacienda, esperando que V. E. se servirá remitir el despacho formal que en tales términos corresponde a ese superior gobierno”.

En otras palabras, Pueyrredón informó a sus superiores que, en ejercicio de sus competencias y de una similar decisión ejecutada para la provincia de Salta, había resuelto aprobar el nombramiento del gobernador Antezana, bajo el título de Prefecto, solicitando a la superioridad que formalizara la designación enviando el respectivo despacho.

Por su parte, el Cabildo de Cochabamba, habiendo recibido la orden del general Pueyrredón de 23 de enero de 1812, resolvió de forma unánime, según consta en acta de 18 de febrero de ese mismo año, ratificar a Mariano Antezana como Presidente de la Junta Gubernativa y Prefecto de la provincia de Cochabamba, “con el tratamiento, facultades, honras, distinciones y preeminencias que las leyes de 1782 conceden a los gobernadores intendentes”.

Los miembros del Cabildo manifestaron que sin variar “su actual método de gobierno en Junta”, acordaban “... unánimes, obedecer lo dispuesto por el ilustre general don Juan Martín Pueyrredón, posesionando inmediatamente al señor don Mariano Antezana en el empleo de Prefecto de Provincia, continuando entretanto la Junta presidida del mismo señor prefecto”. Acto seguido se procedió a recibir el juramento de fidelidad del primigenio Prefecto “a presencia de la imagen de Cristo crucificado, ofreciendo obrar legalmente con arreglo a las leyes y órdenes superiores”.

Es decir que Mariano Antezana, a partir de esa fecha y en acto formal ante el Cabildo de Cochabamba, adquirió oficialmente el rango de Prefecto, con posesión y juramento de rigor, por orden de Pueyrredón quien entonces era presidente de la Real Audiencia de Charcas y General en jefe del ejército auxiliar del Alto Perú; justo en una época en que se vivía un ambiente de guerra, pero en el que existía noción exacta de las jerarquías políticas y militares.

El 20 de febrero de 1812 el mismo Cabildo dirigió un oficio a Pueyrredón informándole haber conciliado positivamente la magistratura del Prefecto con la continuación de la Junta Gubernativa de Cochabamba, elogiando como dignos patriotas a los vocales Mariano Salamanca, Francisco Vidal y José Antonio Arriaga, y agradeciendo reverentemente a nombre del pueblo por haber colocado a Mariano Antezana en calidad de prefecto de la provincia.BELGRANO. Dicho informe fue contestado desde Campo Santo (Salta), mediante oficio de 19 de abril de 1812, no por Pueyrredón, sino por su relevo, el general Manuel Belgrano, en el que expresaba su conformidad con el Cabildo de Cochabamba por haber logrado esa conciliación política y, a la vez, resaltaba el mérito de los ciudadanos cochabambinos que habían merecido el voto público y que ayudaban con sus penosas tareas al sostén de la causa de la libertad de la patria. (el texto completo de este oficio y de los documentos citados se encuentra en nuestro libro La segunda revolución de Cochabamba y la batalla de la Coronilla publicado por Plural Editores en 2011).

Cabe recordar que en la antigua Roma, el prefecto era un oficial de alto rango cuyas atribuciones abarcaban tanto el ámbito militar como el civil, tal el caso del praefectus civitatis (prefecto de la ciudad) que estaba destinado al gobierno de una determinada ciudad.

Si bien en el ámbito civil el prefecto estaba encargado de impartir justicia, administrar fondos públicos y velar por la seguridad pública, era en el ámbito militar donde sus funciones adquirían mayor relevancia porque se encargaba de organizar los campamentos y expediciones militares, atender el aprovisionamiento del ejército, obtener e inspeccionar armas, munición, materiales y pertrechos de guerra, y supervisar a comandantes, oficiales y tropa de caballería e infantería.

Para esos roles Mariano Antezana estaba plenamente calificado, por sus antecedentes de oficial graduado como Alférez en el ejército Real y como Capitán de Armas en la primera revolución del 14 de septiembre de 1810, títulos que seguramente fueron considerados para nombrarlo Prefecto, a lo que se habría sumado la necesidad de contar con una autoridad de esa naturaleza, ya era conocido por los dirigentes del Gobierno de Buenos Aires que en Cochabamba habían brotado las tendencias de insubordinación y facción militar.

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