18 marzo 2012

Buscan fusionar a 83 municipios que tienen menos de 5.000 hab.

Oswaldo Boero, ingeniero geógrafo de la Unidad de Límites y Conflictos de esta cartera de Estado, informó que el departamento de Oruro tiene 20 municipios con menos de 5.000 habitantes; La Paz, 17; Pando, 14; Potosí y Santa Cruz 7 cada uno; Cochabamba, siete; Chuquisaca, cinco y Beni cuatro (Ver lista).

Tarija está fuera de esta nómina porque ninguno de sus 11 municipios tiene menos de 5.000 pobladores. En Bolivia, el municipio con menor cantidad de habitantes es Yunguyo del Litoral, provincia Litoral (Oruro), que sólo cuenta con 221; le sigue Nazacara de Pacajes, provincia Pacajes (La Paz), con 267; y Santos Mercado, provincia Federico Román (Pando), con 509 (ver lista).

Unión. La Ley Marco de Autonomías, promulgada el 20 de julio de 2010, dispone que el Estado “promoverá la fusión de los municipios con una población inferior a los 5.000 habitantes”. Sin embargo este trabajo comenzará una vez que la Asamblea Plurinacional apruebe la Ley de Unidades Territoriales y se tengan los resultados del Censo 2012.

La formación de mancomunidades —asociación voluntaria de dos o más municipios para ejecutar proyectos específicos, por continuidad territorial o afinidad cultural—, no ha resuelto este problema. Ramiro Zuazo, jefe de la Unidad de Fortalecimiento Municipal del Viceministerio de Autonomías, indicó que de las 97 mancomunidades que se formaron en Bolivia desde 1996, apenas continuan funcionando 39, debido a la falta de financiamiento y de voluntad política de las autoridades, además de la ausencia de personal técnico de apoyo.

Entre las mancomunidades que formaron municipios con menos de 5.000 habitantes están Valle Alto, (Cochabamba), Región Andina (Cochabamba) y Valles Interandinos (La Paz).

La razón por la que municipios con pocos habitantes no forman mancomunidades es porque presentan divergencias entre ellos, dijo Boero, aunque otro de los factores es que “aunque hubieran demostrado su voluntad de mancomunarse, no lograron mantenerse asociadas al no poder dar suficientes recursos”, dice un Diagnóstico de la Situación de las Mancomunidades en Bolivia, publicado en 2009.

Además, los pobladores de los municipios vecinos más grandes se niegan a compartir sus recursos con los pequeños, agrega.

El hecho de que un municipio cuente con poca cantidad de habitantes tiene desventajas pues los ingresos que recibe de la Coparticipación Tributaria (distribuido por población) y del HIPC (alivio de deuda externa para países altamente endeudados) son menores.

“Además su sustentabilidad se ve afectada por la poca población. Un municipio con más de 10 mil personas tiene mejor posibilidad de autogestionarse, inclusive con recursos propios”, indicó Boero.

Y pese a su inviabilidad, estos municipios no están obligados a desaparecer o a fusionarse, porque la Constitución Política del Estado los protege.

“Toda creación y modificación de unidades territoriales, según la Carta Magna, tiene que ser por voluntad democrática de sus habitantes, no se los puede obligar a desaparecer”.

“Formar una mancomunidad puede ayudarlos a unir recursos y hacer proyectos más grandes”, continuó Zuazo,

Iván Arias, experto municipalista y exviceministro de Participación Popular, señaló que existen municipios que reciben por concepto de coparticipación una suma equivalente a la dieta mensual de un asambleísta nacional

“¿Qué pueden hacer con tan pocos recursos? Puede que construyan postas y escuelas, pero sin enfermeras, médicos o maestros, se quedan en obras sin mucha funcionalidad”.

La diputada Betty Tejada, presidenta de la Comisión de Autonomías de la Cámara Baja de la Asamblea Plurinacional, dijo que en esta gestión no existen demandas de creación de nuevos municipios. Boero también informó que desde julio de 2003 está congelado el trámite de San Pedro de Macha (Potosí), porque presenta problemas de consenso entre sus pobladores, así como de San Joaquín de Itocta (Cochabamba). “En todo caso no se aprobará ningún trámite hasta que la nueva Ley de Unidades territoriales se promulgue”, dijo el funcionario.

Desde 1994 surgieron en el país 30 municipios

Cuando en 1994 se promulgó la Ley de Participación Popular —que inició el proceso de municipalización— Bolivia tenía 309 municipios. En 2001, cuando se aprobó la Ley del Diálogo, éstos ya eran 316. Hoy existen 339, es decir que en 18 años se crearon 30 nuevas unidades territoriales.

Desde 2001 hasta la fecha, el desaparecido Congreso Nacional y la actual Asamblea Legislativa Plurinacional sancionaron 23 leyes de creación de igual número de municipios.

Según datos de la Unidad de Límites y Conflictos del Ministerio de Autonomía, sólo en los años 2004, 2007 y 2008 no se autorizó el nacimiento de más unidades territoriales.

El año en el que se crearon más municipios fue 2009, ocho, entre ellos, Humanata y Santiago de Huata (La Paz), Cocapata (Cochabamba), Chuquihuta (Potosí) y otros.

En 2001 se crearon sólo dos San Juan (Santa Cruz), Mapiri (La Paz), pero en 2002 se dio a luz a siete, entre las que figuran Jesús de Machaca (La Paz), Pari (Oruro), Cuatro Cañadas y San Pedro (Santa Cruz) entre otras. (Ver info)

Iván Arias, especialista en temas municipales y en su momento actor del proceso, indicó que en la creación de nuevos municipios pesaron más los criterios políticos.

“Ninguno cumple con los requisitos que dice la Ley de Participación Popular, la Ley del Diálogo y la Ley Marco de Autonomías, porque hay más criterios políticos, se crean por presión, y el Congreso cede a todas las presiones”, manifestó.

Las tres normas citadas establecen los requisitos para crear municipios, así como su viabilidad y sostenibilidad económica, que se quedaron en el papel.

Lo que dispone la ley marco de autonomías

En el parágrafo III del artículo 16 de la Ley Marco de Autonomías (N° 031, del 19 de julio de 2010), se establece que “el Estado promoverá la fusión de unidades territoriales con población inferior a cinco mil (5.000) habitantes”. La fusión está contenida en la Ley 2150, de Unidades Político Administrativas, aprobada el 20 de noviembre de 2000, en la gestión democrática de Hugo Banzer. En el parágrafo III del artículo 14 de esta ley también se establece que “los nuevos municipios a crearse tendrán una base demográfica mínima de diez mil (10.000) habitantes, además de otras condiciones establecidas por ley especial. En aquellos municipios de frontera, la base demográfica mínima será de cinco mil (5.000)”.

Atomización sólo permite dar migajas

Todos quieren administrar sus recursos y la falta de una visión colectiva es muy común en todo el país.

La construcción de objetivos comunes es lo más difícil, hay una atomización de las expectativas y más si hay recursos de por medio. Todos creen que se van a agarrar parte de la torta, es decir, de los recursos que se les da.

La única forma de parar esto es que tengamos un Estado fuerte, mientras no haya un Gobierno dispuesto a chuparse los líos y los bloqueos, no se va a poder y menos lo van a hacer de propia voluntad los gobiernos municipales.

Un gobierno fuerte dice: no les doy recursos de coparticipación, ni del HIPC (alivio de deuda externa para países altamente endeudados), vivan con sus propios recursos. Con la atomización, cada uno cree que va a administrar su plata, pero lo único que estamos haciendo es repartir pipocas, hacer obras pipoca y no obras de envergadura.

Hay municipios que se dividen en dos, pero para peor. Cada uno cree que va a recibir más dinero, pero la torta sigue siendo igual, cuando se atomiza el municipio es cierto que llega plata, pero son migajas, con las que no se puede hacer economía de escala.

Tenemos 100 pesos para un municipio, pero en vez de utilizarlos para hacer obras de impacto, lo dividimos en dos y con tan poco dinero ya no se puede hacen nada de magnitud.

El Estado debería dar incentivos para unificar los municipios. Es decir, si te unificas con tal municipio, el Estado te dará tal programa de asistencia, el Estado te transferirá tal cantidad de recursos.

Se trata de dar incentivos, no se trata de prohibir las cosas, la gente es movida por intereses, la atomización impide ver visiones globales y estratégicas, y al final terminamos desperdigando los recursos que tenemos.

Iván Arias es consultor y experto municipalista.

Municipalizar sin criterios técnicos

Hay que partir del considerando de que la municipalización del país no tuvo criterios técnicos, sino más políticos, por tanto se crearon municipios que no tienen razón de ser. Son muy grandes, son muy pequeños o son absolutamente indiferentes dentro de su propia jurisdicción territorial.

Amerita al menos plantear propuestas técnicas que nos digan por qué se podría o deberían crear. La creación de nuevos municipios tiene razones valederas, tiene partes buenas y también negativas. En algunos casos son muy grandes o muy chicos, y vale la pena redefinir territorios, vale la pena considerar municipios. La parte negativa es que los municipios, por un lado, y de un tiempo a esta parte, puedan ser motivos prebendales, instrumentos de posicionamiento y componente político, y por otro de instrumento de enriquecimiento personal y corporativo. Manejan muchísima plata y, claro, a veces la gente en el plano político no piensa en el bien común, no piensa en la gente, piensa en sacar aunque sea un poco de dinero del municipio.

La solución es variable y tiene tres puntos: el primero es tener un estudio a nivel nacional de qué municipios podrían o deberían crearse, la segunda cosa elemental es que hay que diseñar mecanismos de desconcentración al interior de los propios municipios, de desconcentración de recursos, de fortalecimiento de subalcaldías, de consolidación de distritos municipales, o sea inducir desde el Gobierno central a que haya procesos de submunicipalización, eso implica tener subalcaldías como unidades de planificación. Y tercero, es que de repente hay que ser drásticos con algunos municipios, por lo menos entre 80 a 120 deberían desaparecer con una ley de fusión de municipios. Estos son caminos tentativos.

Diego Ayo es docente y experto municipalista

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