16 octubre 2011

#judiciales2011 La elección de autoridades judiciales transita una vía tortuosa hasta el final

La Asamblea Constituyente, entre el 2006 y el 2008, apostó por la construcción de un nuevo sistema jurídico en Bolivia. De ahí, la inédita elección de magistrados por voto popular, que transita un camino tortuoso para cumplir su propósito: elegir 56 cargos del Órgano Judicial y del Tribunal Constitucional Plurinacional.

Desde la promulgación de la Constitución Política del Estado (CPE), el 7 de febrero del 2009, hubo un sentimiento favorable sobre la elección de autoridades judiciales. “Había una esperanza de cambio en la justicia”, comenta el politólogo Marcelo Silva.

Es que en el debate constituyente una de las alternativas para erradicar la vinculación partidario-política en la justicia fue la introducción del voto popular para la elección de magistrados, la opción más democrática para la reestructuración judicial.

Desde esa vez, en dos años se habló poco del inédito proceso electoral. A pesar de la conformación de un nuevo Padrón Electoral, las elecciones generales del 2009 —que permitieron la reelección de Evo Morales— y las municipales y departamentales del 2010 marcaron el debate político.

Cuando las elecciones judiciales volvieron a la discusión pública, el proceso previo comenzó a transitar un calvario político, marcado por la diferencia en relación a su viabilidad y necesidad. La primera dificultad surgió cuando las organizaciones de prensa criticaron la prohibición de entrevistas a candidatos que establecía la Ley del Régimen Electoral.

Tras las críticas a las restricciones al trabajo de la prensa, el 21 de mayo del 2011, Morales y el Tribunal Supremo Electoral (TSE), por separado, pidieron a la Asamblea Legislativa modificar el artículo 82 de la norma electoral y así permitir que los candidatos accedan a entrevistas y puedan emitir opiniones.

Una segunda dificultad se observó con el lanzamiento de la convocatoria pública, que estuvo a cargo del ente electoral. Acá surgió un debate crítico entre oficialismo y oposición y, por lo tanto, el camino sumaba críticas.

En la preselección de candidatos en la Asamblea Legislativa, la oposición denunció que la mayoría de los postulantes tenía presunta vinculación política con el Movimiento Al Socialismo (MAS), el partido del Gobierno. El vicepresidente Álvaro García Linera descartó la acusación y afirmó que en la cúpula del MAS no se conoce a los candidatos.

En ese lapso, la oposición decidió impulsar la campaña por el voto nulo bajo el argumento de que el proceso de elección fue dañado por el MAS. Mientras, el oficialismo propuso un plan para que la gente emita su voto a favor de cualquier aspirante: comenzó una tercera dificultad.

Esta elección , aparte de su sentido en relación a la reforma judicial, ya mostraba una pulseta entre el MAS y la oposición.
Una cuarta dificultad es la marcha indígena, que rechaza la construcción de una vía por el Territorio Indígena del Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS). La protesta iniciada el 15 de agosto y reprimida con violencia el 25 de septiembre ha logrado cierta incidencia en los comicios.

Evo Morales acusó a los dirigentes indígenas de intentar perjudicar el proceso eleccionario.

A las 20.00 del domingo se conocerá el efecto real.

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