24 julio 2011

El pueblo en las urnas legitimará a futuros magistrados del país

Héctor Arce Zaconeta, presidente de la Cámara de Diputados

El titular de la Cámara Baja dijo que uno de los desafíos de la Justicia, a partir de las elecciones de octubre, es el trato igualitario a las “mujeres de pollera” y personas que usan “corbata”

A continuación un extracto de la entrevista del periodista, de canal 7 Bolivia TV, Gustavo Arévalo al presidente de la Cámara de Diputados, Héctor Arce Zaconeta, sobre las elecciones judiciales de octubre.

—Presidente, ¿qué ha cambiado, o qué pretende cambiar la justicia, con la elección de autoridades del Órgano Judicial?

—Yo creo que lo que estamos viviendo y lo que vamos a vivir hasta octubre con las elecciones judiciales y hasta enero cuando se posesionen las nuevas autoridades electas por voto, es un proceso de transformaciones profundas en la justicia boliviana. Yo, en algún momento, había identificado cuatro males en la justicia boliviana. El primero, la falta de independencia, el sometimiento al poder político que venía justamente a través del cuoteo mediante el cual se elegía a las máximas autoridades de la justicia, un cuoteo que se reprisaba a lo largo de toda la estructura judicial, en las Cortes Superiores, los jueces y los funcionarios judiciales, todos respondían a una línea política predeterminada que partía a partir de las designaciones congresales mediante cuoteo político.

Un segundo mal indiscutible es la corrupción, que en muchas cosas, muchos sentidos ha sido consecuencia del primer mal, autoridades designadas políticamente tomaban por asalto el Poder Judicial y lo llenaron de corrupción. Un tercer mal es la falta de humanización que existe en la justicia. Nuestra justicia es bastante inhumana, se trata muy mal a la gente, no se entiende que mucha gente por necesidad tiene que acudir a un órgano de la justicia. Esto ha generado, por supuesto, que mucha gente tenga miedo; pase por los palacios de justicia y se persigne rezando y pidiendo nunca caer o tener la necesidad de acudir a uno de estos órganos de justicia.

Y el cuarto mal ha sido la tremenda desprotección del Estado. En Bolivia siempre ha sido un buen negocio hacerle un juicio al Estado. El Estado nunca se defendía, los jueces corruptos, las autoridades corruptas favorecían intereses particulares, muchas veces intereses mezquinos.

A partir de la elección judicial, mediante voto popular, mediante voluntad del soberano, vamos a generar la posibilidad de que existan jueces verdaderamente independientes. Desde el Tribunal Supremo de Justicia, las cortes de Distrito, los juzgados, las autoridades judiciales inferiores han de ser autoridades independientes que le van a deber su cargo no a una designación, no a un padrinazgo político, no a un acuerdo congresal, no a un cuoteo político, sino al voto popular, a la base primaria, la fuente primaria de la democracia, el voto.

Van a tener la gran posibilidad de construir una justicia transparente, en la línea de transparencia que el país está encaminado, una línea que excluye a la corrupción, que identifique como el mal más grande, que más daño nos ha hecho la corrupción, y una línea que pueda generar una justicia conforme a lo que el pueblo boliviano en la actualidad requiere, una justicia más humana, una justicia con conciliación, con uso de las bases, de las leyes que hemos aprobado en la Asamblea Legislativa Plurinacional, una justicia que atienda al ser humano en su integridad, una justicia que trate a todos por igual, que a la señora de pollera o al hombre de corbata le dé el mismo trato, le dé el mismo afecto, la misma comprensión, la misma sensibilidad humana, y por supuesto una justicia en la que, respetando los derechos de los particulares, también se respete y se proteja el interés del Estado en el entendido de que el Estado es ese yo colectivo.

—¿Podemos decir que los partidos políticos, las diferentes tiendas políticas en el pasado descuartizaron la justicia?

—Había acuerdos congresales que se daban y no se respetaba absolutamente la capacidad y el mérito de las personas; muchas veces ha habido convocatorias que se hacían sin ningún reglamento, convocatorias que daban como resultado períodos muy cortos para que los abogados puedan presentarse, no era importante la calificación ni la presentación de méritos ni la evaluación, era importante el padrinazgo político.

Muchas veces se elegían a personas que no estaban en esa convocatoria, es decir personas que ni siquiera habían participado de la convocatoria sin que nadie les consulte, sin que nadie les diga nada, entre gallos y media noche, a las cuatro, cinco de la mañana eran designados, aparecían designados jueces, aparecían designadas autoridades

En 2003, hay un caso famoso, se designa mediante este mecanismo entre gallos y media noche a un Defensor del Pueblo que fue totalmente ilegítimo y que finalmente tuvo que renunciar a las pocas semanas.

Estas autoridades que aparecían de la nada, eran personas que estaban en deuda eterna con los partidos políticos, su consigna era reproducir el poder de esos partidos políticos para las células de abogados que existían, para los grupos de abogados partidarios que tomaban por asalto el Poder Judicial, eso ya no va a existir más. Ahora, reitero, los jueces, las autoridades le deben su cargo a una elección judicial, y las autoridades judiciales inferiores le deben su cargo a una designación transparente.

Ese grupo de autoridades que se va a elegir el 16 de octubre, que va a recibir la confianza popular, tiene en sus manos una responsabilidad histórica inmensa e inédita (...) de construir una justicia independiente, de reprisar su nombramiento independiente en los nombramientos inferiores de la justicia y de esta manera construir una mejor justicia para todos los bolivianos. La justicia, en última instancia, es un servicio público tan importante como la salud, la educación, es un servicio público que le da paz al ciudadano, es un servicio público que le da tranquilidad al hombre y a la mujer boliviana, que le permite dar solución a sus controversias, que evita la violencia, que evita muchas veces el hacer justicia por propia mano, que coadyuva a la seguridad ciudadana.

La labor de la justicia en un Estado (…) es una de las más altas funciones del Estado y debe ser cumplida de manera correcta. La labor pendiente, la labor que estamos cumpliendo con mucho esfuerzo, con mucho sacrificio es llevar las grandes transformaciones del Estado a partir de la nueva Constitución Política del Estado (CPE), del proceso de cambio que lidera el presidente Evo (Morales), al ámbito de la justicia.

—La oposición habla del voto nulo, voto en blanco, ¿qué significa esto?

—Es su derecho, ha habido una apreciación incorrecta del Tribunal Supremo Electoral de pretender ver esto como un delito, no es un delito propiciar el voto nulo, hacer campaña por el voto nulo o votar nulo, es un derecho, pero es una acción totalmente antipatriótica y es una acción totalmente equivocada, por parte de la oposición es una posición totalmente equivocada que les va a pasar una factura inmensa.

Los bolivianos ciframos nuestra esperanza en este elemento grande que tenemos para buscarnos un mejor futuro, este elemento es la confianza y la vocación democrática que tenemos. En Bolivia, la gente tiene una profunda vocación democrática, la democracia ha evolucionado tremendamente los últimos años y ha evolucionado para bien del pueblo. El pueblo utiliza correctamente este mecanismo y el pueblo ha de saber utilizar el 16 de octubre esta herramienta para darse una mejor justicia.

El pueblo va a acudir a las urnas, va a acudir a votar, y de ese voto van a salir autoridades judiciales altamente legitimadas, se ha traído de la democracia representativa a la democracia judicial, de la democracia parlamentaria ejecutiva a la democracia judicial, y quienes propongan el voto nulo o el voto en blanco, o peor aún quienes, como don Juan Del Granado (líder del MSM), en una acción totalmente antidemocrática, no quieren que haya elecciones, porque hay que diferenciar, una cosa es propiciar que en las elecciones haya voto blanco o voto nulo y otra cosa es inventarse de todo y de nada, acusar, amenazar y conspirar contra un proceso electoral que está mandado por la CPE, estas personas, estos grupos políticos, van a pagar la factura de atentar contra la democracia, de atentar contra el voto, el voto popular, lo más sagrado que tiene la democracia y con lo cual los bolivianos estamos construyéndonos un mejor futuro.

—En su criterio, ¿cuál debe ser el rol de las universidades en este proceso de cambiar la justicia?

—Ésta es una labor de todos, no es una labor de un partido político o de un Gobierno, es una labor de una sociedad en su conjunto, a todos nos interesa tener una mejor justicia. En las facultades de Derecho deben cambiarse las lógicas, no deben entrar los estudiantes con el ánimo de ser abogados en el entendido de que es una profesión fácil y en la que fácilmente se enriquece. La profesión del abogado en esencia es una profesión noble, que implica una profesión de apostolado, de servicio a los demás...

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