10 mayo 2011

La Presidenta del duro origen de la democracia

Lydia Gueiler Tejada fue presidenta del país entre el 16 de noviembre de 1979 y el 17 de julio de 1980. Accedió al cargo por una suerte de sucesión constitucional, pues era la presidenta de la Cámara de Diputados, esto fue la siguiente autoridad en rango después de Wálter Guevara Arze, presidente de la Cámara de Senadores, quien fue derrocado a través de un golpe de Estado propiciado por el entonces coronel Alberto Natusch Busch.

El golpe se había dado a pocas horas de que el país obtuviera un triunfo diplomático en la reunión de la Organización de Estados Americanos (OEA), realizada en La Paz, cuando por 24 votos contra cero (Chile se abstuvo) el organismo recomendó una salida boliviana soberana al mar.

Superados los 15 días del gobierno de facto de Natusch, y con Gueiler Tejada al frente de la presidencia, con todo, empezó un nuevo periodo conflictivo de preparación del golpe de Estado de julio de 1980, a manos del general de ejército Luis García Meza.

Amenaza. El golpe ocurrió el 17 de julio de 1980: “A pesar de la consolidación del Conade (Comité Nacional de Defensa de la Democracia) —reseña James Dunkerley—, Lydia Gueiler resultó incapaz de detener a los golpistas. Es más, parece discutible que se hubiera esforzado por conseguirlo. El 9 de abril, la Presidenta anunció que el comandante del Ejército, general Rocha Patiño, sería reemplazado por su primo García Meza, uno de los miembros más destacados de la corriente de línea dura”.

El golpe se anunciaba: A cuatro días de ser designado comandante de las Fuerzas Armadas, García Meza dijo que “el país se debate en el caos político, en la debacle económica, el hambre, la miseria agravados por el terrorismo subversivo de la ultraizquierda, la presión desembolsada (sic) del neocolonialismo y sus gobiernos y la amenaza de una virtual disolución del cuerpo nacional (...)”.

Llamado a elecciones generales

El gobierno de Gueiler realizó elecciones generales el 30 de junio de 1980. Como resultado de ello, una vez más, no había un candidato con mayoría absoluta; la decisión quedó en manos del Congreso. Sin embargo, 18 días después de los comicios, el general García Meza encabezó un golpe de Estado contra la presidenta.

Gueiler abdica a la presidencia del país

Después del golpe de Estado del 17 de julio de 1980, la Presidenta fue obligada a renunciar. Luego de seis días en que los medios de comunicación impresos fueron acallados, el miércoles 23 de julio recién se pudo conocer, por escrito, el texto de la renuncia de la Mandataria. En el periódico de la época Presencia, Gueiler decía:

“Contra la permanente acusación contra mi gobierno de falta de coherencia y ausencia de poder, en pos de diálogo y la persuasión como medio encaminado a evitar que circunstanciales intereses se interpusieran a los objetivos trazados por mi gobierno.

He intentado llegar hasta el final del camino, con el deseo de cumplir con mi pueblo, pero ante los hechos que se hallan más allá de mi capacidad, creo mi deber evitar días dolorosos y luctuosos para el pueblo. Por ello, consciente de mi responsabilidad de gobernante, me corresponde expresar con absoluta consecuencia con mis ideales, que me veo ante la circunstancia de tener que renunciar con gran sentimiento a la Presidencia de la República, resignando dicho mando a las Fuerzas Armadas de la Nación.

En la esperanza de que en su condición de representantes de las Fuerzas Armadas, sabrán actuar a la altura de este momento histórico, los saludo con mis consideraciones. Dios salve a Bolivia”.

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