19 marzo 2011

Pese a la tragedia, Japón cumple su agenda en Bolivia

Esta semana, el embajador de Japón, Toshio Watanabe, realizó un recorrido de trabajo por Santa Cruz, en cumplimiento de una agenda programada con anterioridad y que no se interrumpió a pesar de la tragedia que vive su país.

Se unió a esta visita Izumi Takashima, vicepresidente de la Agencia de Cooperación Internacional de Japón (JICA), a quien por la situación que vive su país le costó llegar hasta el aeropuerto en Tokio para cumplir con el viaje programado a Bolivia y asistir a las bodas de plata (25 años) del Hospital Japonés, construido con financiamiento del país asiático.

En su visita, Watanabe llegó hasta la Gobernación de Santa Cruz, donde Rubén Costas, además de ofrecerle su pesar por los difíciles momentos que vive Japón, le agradeció por la importante cooperación que recibe este departamento en distintos campos.

Costas destacó que en 2011 Santa Cruz consolidará, por ejemplo, una cobertura del 100% de provisión de agua potable en todo el departamento, gracias al trabajo de dos modernas perforadoras de origen japonés que desde el año 2007 han trabajado en 900 pozos, atendiendo a 665 mil personas de 934 comunidades.

En Tarope, comunidad cercana a Cotoca, la población se volcó a la recepción de los visitantes para la inauguración de un proyecto piscícola, en el que los pobladores de la región y las autoridades del municipio de Cotoca cifran grandes esperanzas. El producto estrella será el pacú.

Los visitantes, en especial el vicepresidente de JICA, no se resistieron a degustar los platos tradicionales de la ciudad del santuario de la Virgen de Cotoca, y se dieron el gusto de saborear los sonsos (yuca, queso y mantequilla) y las arepas, junto al alcalde de Cotoca.

Voluntarios

Los cooperantes técnicos de Japón (voluntarios) forman parte de otra de las ramas de la cooperación de ese país en Bolivia.

Son profesionales que llegan al país para prestar sus servicios profesionales en forma gratuita por dos años, en diversos campos como la agricultura, las artes, la educación y otros campos especializados del ámbito científico.

10.000

japonesesresiden en la colonia Okinawa, en Santa Cruz. Se dedican a la agroindustria.

En el recorrido también se reunieron con la joven Nozomi Toyabe, en Rancho Chico, una pequeñísima población cerca de Okinawa, donde reside la colonia japonesa en Bolivia. La voluntaria es una profesional en educación física y trabaja con niños de cuatro escuelas de la zona en deportes como el básquet y el voleibol.

Toyabe está a punto de cumplir los dos años reglamentarios de su misión en Bolivia, pero aseguró a Página Siete su intención de volver, pues es una enamorada del paisaje y la gente cruceña.

Además, los niños con los que trabaja le han tomado un cariño especial por su dedicación y enorme disciplina, sobre todo en el cumplimiento estricto de los horarios de trabajo.

Inmigración japonesa

El recorrido de la comitiva nipona concluyó en la colonia Okinawa, cuyos antecedentes se remontan a la Segunda Guerra Mundial, cuando Japón quedó devastado y muchos optaron por salir del país en busca de nuevos horizontes.

Uno de esos grupos llegó a Santa Cruz cuando el Gobierno boliviano de entonces les concedió 10.000 hectáreas para ser trabajadas en agricultura.

Así, unos 300 inmigrantes llegaron a la región cruceña. Con las noticias de la próspera tierra, la llegada de japoneses se extendió hasta 1964, año en el que llegaron 678 familias, haciendo un total de 3.229 inmigrantes.

La colonia Okinawa tuvo la virtud de formar una cooperativa agrícola, siendo la agroindustria la principal ocupación de los colonos que hoy trabajan en 44.743 hectáreas.

De los inmigrantes iniciales quedan unos 900, pero la población de Okinawa ha crecido hasta los 10.000 habitantes entre japoneses nacidos en su país y los nacidos en Bolivia, a los que ellos llaman nikei.

Soya transgénica

El producto principal del trabajo agroindustrial es la soya que se produce en forma de alimento balanceado, con una comercialización que cubre el requerimiento interno y la exportación, fundamentalmente a Perú. La soya, como toda la que se produce en el oriente del país, es transgénica, en razón al uso del evento contra el glifosato, autorizado hace algunos años.

Kanji Bravo, experto en agricultura y gerente de la cooperativa japonesa, asegura que la prohibición del uso de los transgénicos es una posición más ideológica que real, pues la mayor parte de los vecinos, como Brasil y Argentina, emplean métodos transgénicos con resultados que casi doblan la producción en cantidad y calidad.

La producción de soya en verano en la colonia llega a las 50.000 toneladas y a 35.000 en invierno.

Hospital Japonés
Uno de los motivos centrales que trajo hasta Bolivia al vicepresidente de JICA, Izumi Takashima, fue la celebración de los 25 años del Hospital Universitario Japonés. Este hospital atendió desde su fundación a 3.2 millones de personas y formó a unos 300 especialistas médicos.

Así como el aeropuerto Viru Viru, el Hospital Japonés en Santa Cruz contó con el financimiento de ese país por 40 millones de dólares, que se extendió con el continuo aporte de especialistas médicos que llegaron de Japón para prestar sus servicios en el país. El trabajo constante del hospital le permitió alcanzar, hace una década, el reconocimiento del Gobierno nacional como el mejor hospital de Bolivia. Durante la visita de los cooperantes, se anunció nuevos ámbitos de ayuda financiera no reembolsable y técnica, así como la dotación de nuevos equipos para algunas áreas que requieren urgente atención.

La ministra de Salud, Nila Heredia, asitió a las bodas de plata del hospital y ponderó el trabajo de los profesionales bolivianos que hicieron posible el crecimiento del hospital así como las autoridades locales y la cooperación del Gobierno de Japón.

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