Igualdad: El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo presentó la investigación realizada durante dos años.
El Villar, Huacaya, San Pablo de Lípez, Azurduy, San Pedro de Buena Vista, Urmiri, Mojinete, Villa Alcalá, Arampampa y Tahua son los diez municipios bolivianos, en Chuquisaca y Potosí, donde existe más desigualdad.
Así se desprende del “Informe sobre Desarrollo Humano (IDH) Los cambios detrás del cambio: Desigualdades y movilidad social en Bolivia”, publicado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
En contraste, los municipios de Cobija, Pailón, Puerto Quijarro, Trinidad, Puerto Suárez, Santa Cruz de la Sierra, Bermejo, Tarija, Porvenir, Guayaramerín, de los departamentos de Santa Cruz, Pando, Beni y Tarija son los menos castigados por la desigualdad.
Sobre este tema, la representante del PNUD en Bolivia, Yoriko Yasukawa, afirmó que en el país “observamos muy grandes desigualdades entre regiones, pero también entre grupos étnicos y entre hombres y mujeres”.
El índice de desarrollo humano se calcula tomando en cuenta los niveles de escolaridad y de matriculación escolar, la esperanza de vida y los ingresos económicos de la población.
Cuando se consideran los niveles de desigualdad en estos cálculos, en todos los municipios del país se observa una pérdida de desarrollo humano que varía entre 4 y 34 por ciento. Los datos fueron elaborados sobre la base del Censo 2001.
En líneas generales, se refleja que Potosí y Chuquisaca son los departamentos más desiguales en términos de ingresos, y son también los más pobres, mientras que Santa Cruz, Pando, Beni y Tarija resultan ser los menos desiguales.
El desequilibrio entre los departamentos se refleja también en este ránking de los diez municipios menos castigados por la desigualdad y, se destaca, que los diez municipios más afectados por la desigualdad son todos potosinos y chuquisaqueños.
Yasukawa agrega que en Bolivia “casi 14.000 niños mueren antes de cumplir un año y la mayoría por causas prevenibles; una cuarta parte de los niños no termina la primaria y todavía siguen seis de cada diez bolivianos y bolivianas viviendo en la pobreza; tres de cada diez, en una extrema pobreza. Con la desigualdad, todos perdemos”.
Clase media es más vulnerable
En Bolivia, entre los años 1999 y 2007, los estratos medios crecieron del 30 al 36 por ciento de la población y representan a 3,6 millones de ciudadanos. Sin embargo, los expertos del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) evalúan que cerca de 2,3 millones de estas personas son “vulnerables” y corren el riesgo de recaer en la pobreza.
Así lo establece el sexto Informe nacional sobre Desarrollo Humano (IDH) publicado por el PNUD y titulado “Los cambios detrás del cambio; Desigualdades y movilidad social en Bolivia”. Según el documento, el 82 por ciento de los 3,6 millones de ciudadanos de estrato medio habita en áreas urbanas. De ellos, cerca de 2,3 millones perciben ingresos que oscilan entre una y dos líneas de pobreza y son por ello vulnerables a cualquier choque o sobresalto económico. La poca calificación de mano de obra, la debilidad de formación profesional y la reducida retribución salarial son algunos factores que influyen.
Grandes brechas pueden superarse
El sexto Informe nacional sobre Desarrollo Humano (IDH) retrata a una sociedad boliviana profundamente desigual, pese a los grandes avances logrados los anteriores años en materia social y de democratización del sistema político. Sin embargo, existen condiciones favorables para superar estas desigualdades.
En ese contexto, la representante del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Yoriko Yasukawa, desafió al país a aprovechar las condiciones favorables para invertir masivamente en una universalización de los derechos básicos de la población y así “traducir el acceso al poder de grupos tradicionalmente excluidos de la sociedad en una mejora concreta en el bienestar y la igualdad entre las personas”.
En las anteriores décadas, Bolivia avanzó en la construcción de una sociedad con mayor igualdad, establece el informe de investigación de 320 páginas que acaba de publicarse. En los anteriores 40 años, por ejemplo, la esperanza de vida aumentó de 45 a 65 años, y la tasa de alfabetización, de 63 a 91 por ciento. En el ámbito de la participación política, seis de cada 10 ciudadanos consideran que los indígenas y las mujeres tienen hoy una mayor posibilidad de ejercer cargos públicos con relación al pasado.
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